Orizaba, Ver.- La guerra en Europa aceleró la escasez y crisis en el campo; provocó el aumento en los precios de fertilizantes, pero además detonó la escasez; hoy, los productores del campo mexicano deben voltear a las antiguas formas de abono en las tierras, recomienda Gerardo Noriega Altamirano, profesor e investigador de la Universidad Autónoma de Chapingo.
El conflicto entre Ucrania y Rusia, plantea, “vino a acentuar la crisis que traíamos en el campo porque de manera inmediata se produjeron los altos precios de los fertilizantes, que a la vez están poniendo en riesgo la producción de alimentos no solamente en México sino en todos los países, porque el mayor proveedor de fertilizantes nitrogenados para el caso de México son Rusia, Ucrania y China, y con este conflicto está escaso y caro”, precisa.
Recuerda que “esto ya se venía advirtiendo desde el 2021 por los altos precios del gas, que es la materia prima para los productos nitrogenados; en México hay que reconocer que no tenemos la infraestructura para producir fertilizantes pese a que somos un país petrolero”.
Al respecto, comenta, “debemos recordar que en época de los aztecas producíamos y utilizábamos materia orgánica y aquí tenemos materia orgánica diferente, no solamente estiércol, la pulpa del café, pero también tenemos a los microorganismos, a las bacterias que fijan nitrógeno, tenemos a las micorrizas que solubilizan fósforo, tenemos otras fuentes, entonces en mi opinión es cuestión de ver cómo funciona la naturaleza y lo que hoy por hoy tenemos que hacer es reinventar nuestra agricultura, tenemos que imitar a la naturaleza, esa es una biomímesis”.
Sin embargo, advierte, “no es regresar a lo tradicional, es aplicar ciencia y tecnología para que el productor vea que puede producir alimentos de una manera cordial con la naturaleza, producir alimentos de alta calidad y lo más importante que es lo que demanda el mercado hoy por hoy”.
Son productos orgánicos, “nuestros productores tienen que entender que o caminan por ese carril o sus productos simplemente no van a encontrar mercado, la crisis va a ser más fuerte para ellos porque entonces van a gastar para producir algo, pero no van a tener mercado, entonces el que paga manda, si el consumidor hoy ante esta pandemia quiere alimentos sanos para incrementar la inmunología lo tenemos que hacer”.
En la producción de alimentos, llámense alimentos animales y vegetales, “tenemos que caminar a producir alimentos libres de tóxicos”; pero hay otro problema, las plagas; aunque son las mismas, hoy con el incremento de la temperatura propio del cambio climático los insectos tiene una población más alta, pero también hemos roto el equilibrio a nuestros ecosistemas. Entonces, ¿qué tenemos que hacer? No podemos continuar con el monocultivo, tenemos que hacer cultivos múltiples, por ejemplo, si yo tengo una parcelita de maíz hay que plantar una matita de epazote, tener una plantita de ruda, otra de hierbabuena, esos son repelentes naturales para los insectos, pero si yo no tengo esas plantas medicinales muchas de ellas que juegan ese papel, el insecto está feliz en esas condiciones de cultivo, entonces tenemos que reinventarnos”.
–¿En la medida que se utiliza todo lo orgánico esto propiciaría que se abaraten costos?
“Claro, vamos a reducir costos de producción, por lo menos 30 por ciento, por lo menos los productos orgánicos están por arriba del 20 por ciento mínimo por arriba de los productos convencionales, entonces bajamos costos de producción, subimos rendimientos, mejoramos precios de mercado y el productor va a aprender a ganar dinero y el consumidor a consumir alimentos sanos que le permitan tener una mayor inmunología”.
“En mi opinión es cuestión de ver cómo funciona la naturaleza y lo que hoy por hoy tenemos que hacer es reinventar nuestra agricultura, imitar a la naturaleza, esa es biomímesis”, expone investigador ■ Foto AVC Noticias
