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Trump vuelve a insultar a México


Jorge Salazar García

El 11 de enero de 2017 un sujeto racista presidía la Casa Blanca, era Donald Trump. Ese día estando en una reunión de trabajo con sus legisladores, estos propusieron sustituir el programa de Estatus de Protección Temporal (TPS) creado en 1990 para dar visas y permisos provisionales de trabajo a quienes buscan refugio por la guerra o desastres naturales ocurridos en sus naciones. La reacción de Trump fue soez, pues refiriéndose a los migrantes les cuestionó: ¿por qué recibimos a gente de países de mierda? Sería mejor que E.U.A. acogiera a personas de países como Noruega en vez de haitianos, (todos tienen sida), o africanos (que vuelvan a sus cabañas).

Si bien en ese ocasión no mencionó a los mexicanos de manera directa, sin duda los incluía, tomando en cuenta lo expresado cuando estuvo en campaña sobre la construcción del muro en su frontera sur. “… haré que México lo pague”; es más, agregó, “ya lo esta pagando” a través del nuevo Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TELCAN). Este aún estaba en revisión, todavía no se firmaba (Lo firmó AMLO). A lo anterior se sumaban los calificativos de drogadictos, violadores y criminales proferidos por el republicano a los migrantes mexicanos. En México gobernaba el títere de Salinas de Gortari, Enrique Peña Nieto quién en lugar de emitir una nota diplomática lo recibió (31/08/2016) como si fuera un jefe de Estado, sin serlo aún; lo cual demostraba, sin lugar a dudas el absoluto vasallaje del grupo neoliberal (PRIAN) que se hizo del poder con el apoyo de las corporaciones que apoyaban (apoyan) a Donald Trump.

Naturalmente, hubo respuestas externas a las primeros injurias referidas; la más digna provino de la embajadora de la Unión Africana (14/01/2017), Arikana Chihombori-Quao. La señora calificó el escatológico comentario trumpiano como “insultante, irresponsable y extremadamente decepcionante” . Dichas expresiones, dijo, fortalecen “la sensación de que no (le) importamos” y, terminó agregando: “quiero recordarle a Trump que a esos países de mierda van sus amigos para enriquecerse”. O dicho de otro modo, a robar, que no es igual pero es lo mismo. Por su lado, desde la oficina del alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos juzgó tales comentarios de racistas propiciadores de intolerancias.

Esa actitud prepotente y arrogante es común en los gobiernos yanquis, pues se han abrogado el derecho de tratar al mundo con desprecio. Para ellos todos los países con población no sajona son “mierdas” y deben estar a su servicio. Aquel que se oponga a sus dictados merece ser insultado, espiado, amenazado, bloqueado, invadido o bombardeado. Es un gobierno claramente fascista depredador, padecido por el laborioso pueblo norteamericano que cree vivir en una democracia. Tal vez E.U.A., en sus albores sí fue una democracia pero hoy, definitivamente ya no lo es. El poder ya no radica en el pueblo sino en las corporaciones privadas y sus secuaces, (políticos y empresarios) quienes puntualmente cumplen con sus mandamientos de mercado.

El agente naranja (Trump) es un representante de esa plutocracia promotora del conflicto en Ucrania y beneficiaria de la guerra en otros 40 países más para sostener sus negocios de muerte. Y si al mercado le conviene sea elegido ese rufián golpista lo impondrá como el 47avo gerente de los Estados Unidos si el ciudadano norteamericano no sale de su marasmo. El sábado 23 pasado en un mitin realizado en Ohio, Trump, al comentar la cuestión migratoria (lo del muro) de 2019, dijo que AMLO desplegó gratuitamente 28 mil soldados en la frontera común para implementar el programa “Quédate en México” cuyo objetivo era controlar el flujo de migrantes hacia el Norte. De ese modo, se supone, México evitó la imposición unilateral de aranceles a las exportaciones mexicanas. Nunca he visto a nadie doblarse así, remató altaneramente.

La respuesta del presidente López Obrador fue gentil al principio, timorata para algunos, y remitió a sus críticos a leer su ultimo libro (A la mitad del camino) para saber cómo fue realmente su relación con el ex presidente de E.U.A. De hecho AMLO respondió con “pan y cordonazo”, aunque retóricamente. Mencionó primero que Trump no le faltó el respeto a México y le caía bien. Después lanzó el cordonazo señalando: “No vamos a permitir a ningún partido, de los dos en Estados Unidos, ni a ningún candidato, utilizar a México como piñata…”. Lo cual reforzó advirtiendo que el voto de millones de mexicanos puede decidir la elección en los Estados Unidos.

Seguramente el republicano o demócrata que gane la presidencia en 2024 tendrá que sopesar sus declaraciones al referirse a México, pues para entonces serán mas de 40 millones de hispanos de origen mexicano que pudiesen responder ante los agravios. No hay, por el momento, alguna razón práctica (como el boicot) para que el próximo presidente yanqui deje de insultarnos, amenazarnos y agredirnos.

Mientras México siga polarizado, ese país, de rapacidad ilimitada, permanecerá como modelo para los poderosos racistas locales. Consecuentemente, su falsa democracia continuará sirviendo para derrocar o desestabilizar a otros gobiernos; no en vano tiene más de 900 bases militares en el extranjero.

Como cierre de esta nota y con base a lo anteriormente citado valdría la pena hacerse la siguiente pregunta: ¿Si no son los países africanos, centroamericanos o México los responsables de tener al mundo al borde del colapso ambiental o de la guerra nuclear, cuál o cuáles sí lo son? Cierto, hay varios gobiernos que apestan, y mucho, pero comparados con el de los Estados Unidos ¿Cuál se ha ganado con creces el calificativo de MIERDA?

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