viernes, mayo 3, 2024
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La confabulación

Una persecución como las nuestras, una crónica sobre corrupción universitaria

Lorenzo León Diez

Recientemente un profesor de la Facultad de Música de la UNAM ganó un laudo que lo restituirá en sus funciones. Destituido hace cinco años y medio por la directora de dicha Facultad sólo porque “llevaba mucho tiempo ahí”, declaró que fue tratado como un delincuente y con sadismo por las autoridades universitarias.

Preocupa que en los altos lugares de la civilización como son las universidades se desaten persecuciones contra los derechos humanos de sus propios académicos. Un libro reciente, La confabulación. Una persecución como las nuestras, es la crónica de una persecución por un libro contra el escritor y académico Freddy Domínguez Nárez, en la División Académica de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT).
Se trata de autor y/o coautor de 17 libros especializados y de literatura, miembro del SNI del CONAHCYT en varias ocasiones, y clasificado por Letras Libres como uno de los mejores poetas del país. Pertenece asimismo al Centro de Investigaciones Interuniversitarias sobre Campos Culturales de América Latina (CRICCAL) de la Universidad de la Sorbonne-Nouvelle Paris III desde 1998.

Su persecución fue planeada y ejecutada -narra- por la directora de la División Académica donde Freddy Domínguez Nárez es profesor investigador de carrera desde hace más de veinte años.

En marzo de 2023, Domínguez Nárez asignó a sus alumnos de primer semestre de Derecho su libro Introducción al litigio de amparo. Los alumnos adquirieron el libro con un descuento del 60% que les consiguió el mismo investigador. La directora de la División Académica vio en ello una “falta grave”, inició un procedimiento administrativo sancionador, y acusó al investigador de “actos de corrupción”.

Al mismo tiempo la directora se hizo dar facultades –que no están en el reglamento, sostiene el autor– por el Consejo Divisional conformado por otros académicos y la representante de los profesores –que nunca contactó al investigador– y por la representante de los alumnos, quienes votaron todas las decisiones por unanimidad.

Esas facultades “decretadas” fueron para que la directora pudiera actuar en tres bandas, señala Dominguez Nárez: acusar, investigar y juzgar. Los abogados defensores del profesor aducen que se cometió abuso de poder, de autoridad, procesal, ventaja procesal, acoso laboral, y uso indebido de recursos públicos, pues el procedimiento sancionador que desataron suma costos e insumos.

También difamaron al investigador en las actas, le aplicaron un reglamento inconstitucional, y resolvieron una sanción desproporcionada: suspensión sin goce de sueldo por un año. La directora no exhibió pruebas, incitó a los alumnos para declarar contra el investigador, y se rehusó en actas a desahogar la prueba pericial que éste ofreció. También menospreció los medios alternos de resolución de conflictos que solicitó el investigador y a la que estaba obligada por mandato constitucional. En suma, violó los derechos humanos del investigador y la Constitución.

La “falta grave” señalada no existe en la legislación de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Cobrar regalías como autor de un libro es un derecho humano según la Constitución y según el Estatuto Académico de la misma Universidad. Que los alumnos estudien con los libros que escriben los académicos es una tradición universal loable. Tener como profesor a un investigador que ha escrito libros es es un ventaja para un estudiante universitario en el salón de clases.

La persecución del doctor Freddy Domínguez Nárez tuvo la anuencia del rector de la UJAT. Hay testimonios de que en un evento, días antes que iniciara la persecución, el rector, el abogado general de la universidad y la directora dijeron que sólo faltaba de que el investigador les vendiera un libro también a ellos.

Una vez notificada la procedencia del amparo que promovió el investigador, en vez de detener inmediatamente la persecución sin dejar huella o peligro para el investigador, el rector firmó seis informes justificados que le requirió el Juez de distrito. Igualmente dio luz verde a la oficina del abogado general para que promoviera todas las impugnaciones posibles.

Esta persecución buscaba corregir un error de la directora y del rector. Dos profesores habían sido sorprendidos vendiendo calificación en la División Académica de Ciencias Sociales y Humanidades. En vez de destituirlos les ofrecieron la jubilación. Después, en otra división académica, destituyeron a 15 profesores por venta de tesis. Se desataron reclamos al rector por su trato preferencial a la División Académica a la que está adscrito. Para mostrar su imparcialidad ordenó a la directora que encontrara cómo destruir a un académico.

Recientemente abrieron otro procedimiento administrativo contra el investigador por el mismo asunto en la Controlaría de la UJAT. Se le ordenó a la directora que anulara todas sus resoluciones en el Consejo Divisional “a excepción” del expediente. Con el objetivo de que ese expediente sirva a su vez para substanciar este otro procedimiento administrativo.
Hay personal acechando al investigador en la Universidad, y es vigilado permanentemente por las cámaras de seguridad. Sus abogados han pedido que el caso sea atraído por la Suprema Corte.

El Doctor Freddy Domínguez Nárez ha escrito la crónica de su situación en su libro La confabulación. Una persecución como las nuestras, publicado por Gatsby ediciones en su Serie Rolling Stone Pocket, Juridica & Law Press, y La Jornada Veracruz.