jueves, abril 18, 2024
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Filosofía, ¿para qué? (Parte I)

En la presente reflexión panorámica intento responder a algunos de los desafíos relativos a la enseñanza de la filosofía en tiempos del SARS-CoV-2 (y la enfermedad que este provoca, el COVID-19).

En efecto, desde que esta enfermedad fue declarada como pandemia por la OMS, el 11 de marzo de 2020, nos hizo reflexionar y nos obligó a considerarla desde nuestros distintos horizontes vitales: desde el confinamiento forzado, pasando por el distanciamiento social y el cierre total o parcial de actividades, hasta series afectaciones derivadas en emergencias sanitarias. Sin embargo, sobresale un ámbito particular que resultó severamente afectado: el campo educativo. Si bien existen diferencias entre los sistemas educativos a nivel mundial, el impacto compartió ca¬racterísticas afines, por ejemplo, docentes e investigadores que se han visto en la necesidad de encarar y reorganizar nuevas formas o prácticas pedagógicas emergentes para la docencia y la investigación. Todo ello con apremiante necesidad, pues el ejercicio educativo debe seguir atendiendo los retos y problemas que ciertamente ya enfrentaban desde antes. Pero ¿cuáles eran esos problemas? ¿Por qué parece tan difícil dar continuidad a los procesos educativos durante esta crisis mundial?

Tanto la educación a distancia como la educación presencial tienen un mismo objetivo: impactar en el aprendizaje del alumno y, en consecuencia, en el actuar del docente. La diferencia está en la mediación que se hace de la tecnología y por la presencia de las así llamadas “Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs)”. Es justo en este escenario educativo-social en el que aparece uno de estos problemas: la apropiación de conocimientos. ¿Cómo ha impactado la pandemia del COVID-19 en esto último? Es muy simple: el aprendizaje en este tiempo se ha visto empujado por un programa de educación digital que da por hecho que esta nueva generación de alumnos, que está vinculada con la tecnología digital, puede aprender y hacer uso de la tecnología como un recurso de aprendizaje (Ángel Díaz-Barriga, “La escuela ausente, la necesidad de replantear su significado”, 2020). Sin embargo, —y aquí se atraviesa un segundo problema— la tecnología por sí misma no es necesariamente la solución, sino más bien un elemento para estimular y transformar la acción educativa. La tecnología no puede por sí sola lograr que los alumnos aprendan. Ni tampoco basta creer que los docentes, por sí solos, pueden crear programas de aprendizaje en contextos digitales.

Pero, entonces, ¿qué es lo que hace falta? Falta resignificar lo que denominaré “acto educativo”. Veamos. Hablar de educación, y de las maneras que este proceso adopta, conduce a una reflexión que pasa por la noción que se tiene del conocimiento y las formas en que se lleva a cabo; por la definición de ser humano; por su razón de ser-en-el-mundo; por diálogos transversales constantes con perspectivas éticas, y por las finalidades que guiarán la totalidad del proceso. En ese sentido, abordar el papel de la educación implica realizar una serie de reflexiones en torno al deber ser de la educación, formal/escolarizada y a distancia, así como profundizar en una nueva vía que el docente debe considerar a fin de “adaptar” su enseñanza a otros medios y recursos. Esta vía es la superación de la ruta del “mero producir conocimiento” y la ruta del “aprender significativamente”. Así, mientras que la primera busca tener como evidencia un producto que se pueda evaluar y la segunda busca que el alumno se adueñe del conocimiento a través de información ya poseída, la tercera ruta estratégica de enseñanza, que aquí se expone, se orienta hacia un procesamiento de la información que permanezca en el alumno como un conocimiento ligado a su vida. Este es el auténtico acto educativo. Pero ¿cómo puede la Filosofía ayudar a contrarrestar los problemas mencionadas en plena pandemia?

Dr. Luis Alberto Canela Morales
(Filosofía política, Filosofía política de la ciencia, Ética y Teoría del Estado)
Coord. Academia de Ciencia política
Profesor-Investigador de El Colegio de Veracruz (COLVER)