jueves, mayo 2, 2024
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El poder es como el violín


Dinero Tropical
Por José Hernández Herrera

No deja de ser paradójico que los dos primeros presidentes mexicanos que llegaron al poder con credenciales de economistas hayan sido ambos los artificies de la peor crisis económica del México contemporáneo. Me refiero a los expresidentes mexicanos Carlos Salinas de Gortari y a Ernesto Zedillo. Uno de ellos economista con posgrado en Harvard y el otro con estudios también de posgrados en la prestigiosa Universidad Yale.

Por otro lado, aunque no presidente, uno de los secretarios de hacienda de México que mejores resultados económicos ha tenido ha sido el del abogado Antonio Ortiz Mena, quien durante su periodo a cargo de la hacienda del país entre 1958 y 1970 mantuvo niveles de crecimiento de 6% anual en promedio. Incluso el actual presidente Andrés Manuel López Obrador lo ha tomado en diversas ocasiones como referencia en materia de política económica.

No podemos simplificar estos análisis sobre los buenos o malos resultados según tus credenciales estudiantiles porque dejaríamos de lado, por ejemplo, la apertura económica que Carlos Salinas de Gortari expandió y que aún hoy en día se sigue refrendado por la importancia de socio comercial que se tiene con Estados Unidos y tampoco se puede dejar de lado el contexto autoritario y poco democrático en la que llevó a cabo la economía mexicana durante los sexenios de Antonio Ortiz Mena, donde estuvo gobernando el presidente Gustavo Diaz Ordaz. Muchos otros matices pueden alimentar este análisis. No todo es blanco o negro.

A favor de los economistas, creo, existe una frase atribuida a Eduardo Galeano que dice:
“El poder es como el violín. Se toma con la izquierda y se toca con la derecha”.

¿Cómo se explica esta frase?

La izquierda históricamente se ha estereotipado como aquella que no maneja bien la economía y que sus buenas intenciones sociales han llevado a cabo una serie de crisis económicas durante la historia en diversos países del mundo.

Por otro lado, la derecha contemporánea se le atribuye una racionalidad económica que regularmente da estabilidad financiera a un país aun a costa de pasar por los derechos laborales y sociales de la población que gobierna. Para la derecha, según estas percepciones, importa menos generar desigualdad económica si al final el país sigue avanzando y sus datos macroeconómicos están en buenos términos con los organismos económicos internacionales y sobre todo con una oligarquía que se ve beneficiada.

Existe siempre una íntima relación entre política y economía. Ambos se complementan y si se inclina con exageración la balanza hacia un lado los resultados son desastrosos.
Cuando leí esta frase del violín llegué a la conclusión de que efectivamente se tiene que gobernar cuidando siempre el interés general y de sectores más vulnerables. Se tiene que llegar al poder poniendo en primer lugar a la población con mayores carencias.

Es como aquella frase de Franklin Delano Roosevelt:

“La prueba de nuestro progreso no es si añadimos más a la abundancia de aquellos que tienen mucho; es si proporcionamos suficiente a aquellos que tienen poco”

Pero también es cierto que, llegando al poder, de buenas intenciones no vive el hombre. Cuando se está en el poder se tiene que ser responsable con la administración de los recursos y sobre todo los beneficios para los sectores mas vulnerables se tienen que hacer con responsabilidad económica para no caer en la muy ocupada frase de derecha para denigrar a la izquierda que dice “el populismo ama tanto a los pobres que los multiplica”.
Ambos complementos, política y economía, necesitan funcionar en armonía. Tarea nada fácil.

¿Cómo podemos ocupar esto para nuestras finanzas personales?

Al final, ya sea en nuestra individualidad o en un proyecto de familia, la parte financiera será determinante para nuestro bienestar general. En una visión integral de nuestra vida no puedes apostar todo a tu dinero, pero tampoco solamente a otras facetas de tu vida como la salud o las relaciones con la gente que amas.

El problema radica en los extremos.

Por un lado, y lo he visto, personas que han hechos tantos esfuerzos por mejorar económicamente que han dejado tirado por el camino su salud, la construcción de relaciones fuertes e incluso su buena reputación. Al final, subieron la escalera del éxito para darse cuenta de que había subido la escalera equivocada.

Por otro lado, existen otras familias, que también me ha tocado presenciar, que tienen algo parecido a una aversión por la riqueza, porque sienten que existe algo moralmente perjudicial en eso. Mas bien, encuentran una especie de superioridad moral al encontrarse sin tener las “ambiciones” por el dinero, aunque ello los mantenga con carencias para ellos y sus seres queridos. O también se encuentran aquellos que en pos de demostrar a sus seres queridos un amor autentico malgastan en deseos inmediatos en vez de tener una mente más fría para las decisiones importantes a largo plazo.

Al igual que la frase “el poder es como un violín. Se toma con la izquierda y se toca con la derecha”, a la familia se le debe crear riqueza de afectos y de muestras de cariños. Es como una cuenta bancaria de cariños. Pero se debe de saber que, en cierto modo, un aprecio profundo a tus seres queridos también incluye solucionar la forma en que el dinero comprara eso que tus seres queridos necesitan y desean.