jueves, mayo 16, 2024
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El pez veracruzano no sabe que vive en el agua porque no lee Historia

Por José Hernández Herrera

Te lo digo con emoción: me gusta mucho la Historia. ¿Cuándo comenzó ese gusto? No lo se. Me imagino que empezó como todo debe comenzar con las historias fantásticas. Me recuerdo de niño, encantado con mi madre leyéndome el libro Las Mil y Una Noche en una versión infantil y hermosa. Me recuerdo, ya después, leyendo ese mismo libro solo en mi cama. Disfrutando nuevamente la historia de Simbad el Marino y Aladino.

Luego, entre la secundaria y preparatoria, encontré una igual fascinación en libros de Historia de México. Ya no solo en historias de cuentos o leyendas. Y si en libros de Historia. Por ejemplo, en las crónicas de Bernal Díaz del Castillo que luego fueron tituladas “Historia Verdadera de la Nueva España”.

A los pocos años, al llegar el momento de decidir que estudiar en la universidad, estuve a punto de estudiar en la Facultad de Historia en la Universidad Veracruzana. Fui aceptado e incluso me inscribí. Sin embargo, en aquellos tiempos, la bifurcación universitaria me llevó a la docencia en la que se considera una de las mejores normales publicas del país. Pero la Historia siguió en mi vida. Y seguirá.

Después de tantos años de lecturas y conocer periodos históricos de México, del mundo, de conocer perspectivas diferentes de autores sobre el mismo tema, ¿Qué puedo decir al respecto?

Una de esas ideas la acabo de leer hace unos minutos:

El gran Mark Twain dice

“La Historia nunca se repite, pero muchas veces rima”

La otra gran enseñanza es que nuestra realidad actual. Nuestros gustos. Nuestras vestimentas. Las comidas. Los ideales de belleza. Lo repugnante. Nuestras pasiones y todo lo que se ocurra esta basado en procesos que sucedieron antes. Procesos lentos y de repente abruptos. Pero todo tiene una explicación mas o menos clara. No le doy tantísimo merito al destino como muchos.

La Historia por lo tanto nos ayuda a entender en parte lo que sucede en nuestras vidas como sociedad. Y por lo tanto en nuestras vidas como individuos.

Todos alguna vez escuchamos del colonialismo

El Colonialismo es uno de esos periodos de la Historia Universal y de la Historia de México. Si alguna vez hemos escuchado virreinato de la Nueva España. Conquista Española. Castas. Independencia de México. Ya saben algo.

Para muchos, la Independencia de México fue la liberación de un país de un reino poderoso. En los hechos, hubo independencia política. Surgió una soberanía.

La pregunta interesante aquí es ¿fue total la independencia tanto de México como de otros países liberados?

Muchos vivimos el colonialismo mental

Con un poco de análisis podremos analizar unos temas de suma importancia. La liberalización política nos dio relativa autonomía para gobernarnos. Pero la cultura no es un mueble o un barco que se fue junto con últimos españoles que quedaban en San Juan de Ulua.

La cultura se queda. La cultura se hereda. La cultura se transforma…pero lentamente.
Eh ahí la importancia de la Historia.

Para muchos, la Colonia fue un periodo entre nuestras culturas ancestrales y nuestro México Independiente. Para mi es el mestizaje que dio origen a los más arraigados principios culturales que tenemos aun hoy. Los buenos, los malos y los feos.

¿Qué tiene que ver esto con el dinero?

Como bien saben, mi análisis tiene siempre un objetivo de educación financiera.

Desde mi punto de vista, La Conquista y el posterior periodo de La Colonia nos dejó además de nuestra deliciosa gastronomía, fiestas religiosas y toda la cultura mestiza una serie de lastres culturales en cuanto al dinero:

Algunos que especialmente me interesa analizar son los siguiente:

  • Nunca incentivó la innovación y el emprendimiento. Los monopolios y los privilegios fueron la regla para la riqueza.
  • Nunca hubo una cultura del ahorro como una virtud. Se gasta de más. Se vive en el presente. Por lo mismo un presidente mexicano con un boom petrolero llegó a afirmar “los mexicanos que han sufrido carencias ancestrales, ahora tendrán que aprender a administrar la abundancia”
  • Creer que la riqueza es mala. No es de sorprendernos que nuestra religión católica nos haya inculcado en general que la pobreza y la humildad nos vuelve mas aptos para llegar al cielo. Y que en general la riqueza es símbolo de ambición. Todos tenemos un Juan Dieguito que cuidar. Desde mi punto de vista el dinero es como cualquier herramienta. Se puede ocupar para el bien o para el mal. Punto.

¿Y entonces qué?

Nuestra vida financiera está hasta cierto punto orientada por una serie de patrones conductuales que la sociedad donde vivimos nos sugiere. Es como esa frase que dice “el pez nunca descubre que vive en el agua porque siempre ha vivido ahí”

Lo mismo nos pasa a nosotros. Si entendemos nuestros orígenes podemos entender que no todo es destino. Por el contrario, casi todo es circunstancial. De esa forma estaremos mejor encaminados para mejorar de acuerdo con nuestra propia conveniencia.