jueves, mayo 23, 2024
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El albañil moral veracruzano

Dinero Tropical

José Hernández Herrera

“La moral es un árbol que da moras”

Gonzalo N. Santos. (político, militar y cacique en los tiempos priistas)

A los tecnócratas y los analistas de economía les incomoda el término “Economía Moral” que usa el presidente Andrés Manuel López Obrador. Sus grados académicos en universidades de Yale, Harvard, Wisconsin, Massachusetts no ven como prioritarios estos temas.

Tan acostumbrados a medir variables económicas sofisticadas parecen demeritar la filosófica “moralidad” como un principio rector del desarrollo de un país.

López Obrador justifica su ideológica económica moral en que la economía debe de ayudar primero a los más necesitados y en segundo lugar que el desarrollo económico está estancado por la corrupción de una oligarquía y el despilfarro de un gobierno.

Partamos de hechos. Mas allá de ideologías neoliberales vs una economía moral, la economía mexicana ha mejorado en este sexenio en temas de inversión extranjera directa, desigualdad, reducción de pobreza, reservas internacionales, consumo, empleo, tipo de cambio. Muchas veces estos resultados ganan incluso en términos históricos, aun con la variable pandemia.

Y debemos aclarar que es deshonesto, como lo hacen los opositores, comparar la economía sexenal sin tomar la variable COVID.

Un ejercicio más realista de la economía se puede realizar en términos de comparativas con otros países que también tuvieron la crisis pandemia. Incluso con países no solo latinoamericanos, sino de la OCDE.

¿Qué paso con la economía en el gobierno de López Obrador? Una historia de austeridad e impuesto.

La economía de una persona, familia, municipio, estado de la república o país funciona con 3 grandes objetivos:

  1. Gasta de forma eficiente y por supuesto gasta menos de lo que ganas.
  2. Gana bien y si se puede cada vez ganas más (a través de esfuerzo e innovación).
  3. Invierte sus ahorros de forma efectiva

¿Qué ha hecho Amlo en términos económicos?

Primero hizo que se ajustaran muchísimos gastos por medio de una política de austeridad. Temas como la burocracia dorada salió a flote. Los contratos leoninos entre privados y gobierno. Temas como huachicol desde una perspectiva de corrupción de gobierno. Exhibir los salarios de ministros y la idea de que el sueldo presidencial debe ser el parámetro para los sueldos de otros funcionarios públicos.

La etapa de austeridad fue cuando los analistas y opositores ocuparon la expresión “en economía, López obrador utiliza machete en vez de bisturí”. La expresión hacía alusión a que el recorte de gastos en ciertas instituciones del estado fue de raíz. Por ejemplo, las Estancias Infantiles.

Seamos honestos. Cuando el problema es grave tienes que arrancar la mala yerba desde abajo. Pero en esa estrategia, ciertamente, implica que muchas veces afectas instituciones que realmente no deben ser afectadas de forma tan agresiva.

Para Andrés Manuel parece tener claro que entre machete y bisturí. Es mejor bisturí. Al menos al inicio.

Luego, con excelentes resultados, incluso con pandemia de por medio, la recaudación de impuestos puso a los grandes contribuyentes en su lugar. No los afectó en derechos.

Simplemente hizo que esto pagaran lo que por ley se debe de pagar. No se aceptó la corrupción.

Si bien es cierto Andrés Manuel comenzó a “limpiar las escaleras de arriba hacia abajo”, todo país que se respete debe de entender que no todo en México se trata de melodramas al estilo Pepe el Toro donde unos muy ricos nunca pagaban impuestos y al comenzar a pagarlos todos los mexicanos fuimos felices.

Debe existir en cierto momento, y espero sea pronto, una autocritica para la corrupción en su conjunto.

Una analogía podría ayudar a entender nuestro pasado y a nuestra sociedad en conjunto
El gobierno de México era como ese albañil que todos conocemos. Es atento, tiene buenos chascarrillos, es fuerte, es más o menos eficiente. Es muy creativo. Pero muchas veces es transa. Si se puede llevar 2 bultos de arena se los lleva. Si puede engañar que fue a trabajar y no fue, lo hace. Le gusta los caminos fáciles.

¿Qué sucede con su progreso económico?

Suele tener chambas. Suele ganar. No olvidemos que si sabe hacer lo que hace. Pero la gente seria y más exitosa no lo busca porque su mala fama ya lo alcanzó. O porque incluso ya tuvieron afectaciones en sus construcciones por retrasos, trabajos incompletos o incluso trabajos no hechos y si cobrados.

No importa que sus cuentas salgan bien para la renta, para la despensa y para incluso llevar bien la educación de sus hijos en una escuela. Lamentablemente gastará en cosas innecesarias antes que en lo prioritario.

Por supuesto, si el albañil supiera que la honestidad es algo que valoran especialmente aquellos que tienen más recursos económicos, podría cambiar. Si supiera que la capacitación y el prestigio dan mejores resultados cambiaría. Pero su mentalidad no es esa. Su mentalidad está más cercana a “el que no transa no avanza”.

¿Cómo podemos aplicar esto a nuestras finanzas personales?

El camino al éxito financiero sustentable en cada persona o país no está en el “albañil transa”, está en el albañil moral y por supuesto, eficiente. Ese es un tema ya de educación. De un proyecto de nación o en el caso de una persona, de un proyecto de vida.

A gran escala se está demostrando que la moralidad tiene un papel preponderante en la vida económica de México. No todo se trata de datos macroeconómicos.

De igual manera, en nuestra individualidad debe existir la misma perspectiva. Una ética de trabajo sólida, un respeto increíble por la educación, un pensamiento de fraternidad por los mas necesitados son variables que pueden generar gran abundancia a largo plazo.