martes, junio 25, 2024
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¿Con qué tenemos que soñar para tener esperanza?

Ana Luz Quintanilla Montoya

“La esperanza está en los sueños,
en la imaginación y en el coraje
de quienes se atreven a hacerlos realidad”

(Jonas Edward Salk)

El historiador y filósofo Yuval Noah Harari, menciona en su libro Homo Deus: una breve historia del mañana: “En mi opinión, no podemos tener una discusión seria sobre la naturaleza y el futuro de la humanidad, sin empezar por nuestros colegas, los animales. “Homo Sapiens” hace todo para olvidarlo, pero es un animal”. Pequeño detalle que ha olvidado el ser humano. Y es que habitar el planeta Tierra hoy en día, no es una cuestión insignificante.

Los seres vivos nos encontramos ante el mayor reto que hemos tenido en toda la historia de la humanidad, debido a que nos consideramos la especie más importante y con esa visión antropocentrista, es con la que vamos destruyendo el paraíso que es la Tierra, y rompemos cada día más el equilibrio, para dar continuidad a la vida.

Los seres humanos en loco afán individualista, totalmente dominado por un sistema de capital y consumo, no estamos procesando ni emocional ni realísticamente, el fenómeno del cambio climático global; del que todos hablan y una gran mayoría ignora, pero que es producido justamente por esta actitud humana egoísta, estrafalaria, ambiciosa, llena de ignorancia y con falta de ética. Existe muy poco interés por parte de la humanidad, en reflexionar sobre los cambios naturales y las amenazas que conllevan los riesgos que está produciendo este fenómeno.

La percepción de la población respecto a las amenazas del cambio climático es mínima; ni se conoce en general sobre el origen y por ende, se hace inexistente el asumir responsabilidades ante este fenómeno. Pareciera que el problema no es el propio fenómeno, sino que la especie humana es en el presente, una especie aparentemente suicida, que además extermina a las otras especies, sin compasión ni responsabilidad ante ello. 

En la locura de la búsqueda de riqueza y de pertenecer a una sociedad que sea parte de los “supuestos” avances” en las tecnologías, se minimizan las acciones de reflexión, de conciencia, de deseo e intención y de tomar acciones a favor de la vida.

No sólo es necesario, sino urgente que el ser humano establezca nuevamente la armonía y el respeto, hacia la naturaleza, relacionado a la producción y consumo de electricidad producida con combustibles, sino también relacionado con el transporte –principalmente privado–, la producción de alimentos con un consumo desorbitado de casi tres cuartas partes del agua contable (tanto para producción agrícola como para ganadera), un modelo de consumismo desmedido, una generación de residuos como nunca antes existió, y una población egocéntrica que ha aumentado en poco más de un siglo, de 1.5 mil millones, más de 8 mil millones en el presente.

Es importante mencionar que somos parte de un sistema interdependiente que es el universo, conformando una unidad. Somos tan sólo diminutas partículas que interactúan con otros seres, vivos e inertes, dentro de una estructura conformada desde su concepción, en la escala infinita del universo. Todas las partes de este sistema terráqueo son esenciales y si alguna no cumple con el fin para el cual existe, se deteriora o se extingue, estropeando así el funcionamiento total del mismo. Somos parte de la dinámica constante de la interdependencia de todos los organismos vivos, para nuestra propia subsistencia. 

Así que mencionar que se extinguen especies de flora o fauna todos días, nos debe conllevar a la reflexión, de que también los humanos podemos extinguirnos. ¿Cómo puede darse un cambio de actitud? Esto ocurre cuando se ve y se valora la vida de manera diferente, a través de la atención y el pensamiento consciente, para generar hábitos que estén en sintonía con la naturaleza y con las personas que nos rodean.

¿Cómo construir nuevamente un ambiente saludable, si el capitalismo, los avances industriales y tecnológicos van cada vez más acelerados y al mismo tiempo están provocando la desarticulación entre el universo y el ser humano? La ética es fundamental ante el reto que nos presenta el Cambio Climático Global. El aprecio y respeto del entorno, así como el diseño, actualización ycumplimiento de las leyes que regulan los impactos negativos del ser humano en la naturaleza, son fundamentales, sin poner de lado, la acción y responsabilidad individual.

El filósofo Ernst Bloch, conocido también como el filósofo de la utopía y la esperanza, menciona en su libro El principio esperanza”: “No hay ser humano que viva sin soñar despierto; de lo que se trata es conocer cada vez más estos sueños, a fin de mantenerlos así dirigidos a su diana, eficazmente, certeramente.

 ¡Requerimos soñar para reconstruir lo destruido! ¡Que los sueños soñados despierto se hagan más intensos!, pues ello significa que se enriquecen justamente con la mirada serena; no en el sentido de la obstinación, sino de la clarificación. No en el sentido del entendimiento simplemente observador, que toma las cosas tal y como son y se encuentran, sino del entendimiento participante, que las toma tal y como marchan, es decir, como debían ir mejor.

Los sueños soñados despiertos pueden, por eso, hacerse verdaderamente más intensos, es decir, más lúcidos, más desagradables, más conocidos, más entendidos y más en mediación con las cosas. A fin de que el trigo que quiere madurar pueda ser estimulado y recolectado. Pensar significa traspasar. De tal manera, empero, que lo existente no sea ni escamoteado ni pasado por alto. Ni en su indigencia, ni menos aún, en el movimiento que surge de esta.

Solo en tiempos de una vieja sociedad endecadencia, como es la actual sociedad, hay una cierta intención parcial y perecedera que discurre hacia abajo. En aquellos que no encuentran salida a la decadencia, se manifiesta entonces el miedo a la esperanza y contra laesperanza. El interés burgués quisiera incluso incluir en su propio fracaso todo interés que se le oponga; para hacer desfallecer la nueva vida, trata de convertir en principio su propia agonía aparentemente ontológica.

El callejón sin salida en que se encuentra el ser burgués es ampliado a la situación humana en absoluto, incluso al mismo ser. La desesperanza es en sí, tanto en sentido temporal como objetivo, lo insostenible, ¡lo insoportable en todos los sentidos a las necesidades humanas!” ¡Construyamos con esperanza y acciones, un planeta más sano en el cual habitar!