domingo, mayo 5, 2024
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¿Aurelio Nuño?

Wenceslao Vargas Márquez

No está fácil para la oposición ganar la presidencia de la República según diversas encuestas, las cuchareadas y las no cuchareadas.

A mediados de agosto de 2023 se mencionó una cifra diferencial en boca (iracunda boca entonces) de Marcelo Ebrard. Para Ebrard las cifras eran de 52 contra 39 a favor de la candidatura oficial, entonces no definida aún. En su alegato de fraude en las elecciones internas del partido oficial señaló una diferencia de sólo 13 puntos, dato que pasó de noche entre analistas, quienes estuvieron más fijados en el berrinche (que quedó en nada) que en la cifra maciza y concisa que daba el hoy congelado carnal.

El 17 de agosto, La Jornada lo citó de la siguiente forma: Ebrard “subrayó que Morena tiene altísima probabilidad de triunfar en 2024, con 52 por ciento de las preferencias electorales, contra 39 por ciento del Frente Amplio por México, y sostuvo que él lleva la delantera. La competencia es entre Sheinbaum y yo, afirmó”.

Los observadores políticos concentraron con detenimiento sus miradas en el rostro descompuesto del excanciller; en cambio los observadores aritméticos nos fijamos con detenimiento en la cifra: 13 de diferencia, aún sin Xóchitl Gálvez en el escenario. Otras encuestas actuales marcan diferencias distintas, prácticamente todas a favor de la candidata presidencial oficial, mientras la opositora hace lo que puede por remontar.

En seguimiento de la evolución de esa cifra, la encuesta de El Financiero acusaba últimamente un acercamiento entre las dos candidatas presidenciales. Las cifras pasaron de 52 contra 30 en diciembre, con diferencia de 22 puntos, a un total de 48 contra 32 en enero, una diferencia de 16. En ambos momentos la diferencia está en favor de la candidata oficial. Tomando en cuenta el margen de error, la cifra dada por el carnal Marcelo en agosto es sorprendentemente parecida a la cifra de El Financiero actualmente.

En este contexto de lucha de encuestas y estadísticas, a la candidata Xóchitl Gálvez le debe preocupar en las listas legislativas de la oposición la reciente aparición de un funcionario del sexenio pasado de nombre Aurelio Nuño Mayer. Quiso ser titular de la SEP desde el principio del sexenio 2012-2018 pero se le indicó que para ejecutar ese bello conjunto de despropósitos al que llamaron reforma educativa necesitaban no a un pedagogo o a un posgraduado en didáctica sino a un policía político, Chuayffet, y que él, Nuño, debería esperar hasta que el camino estuviese limpio de enredos, embrollos y resistencias magisteriales. Así se hizo, para que el nene consentido del preciso pudiera despachar sin sobresaltos desde el escritorio que fue de Vasconcelos.

El hubiera no existe, dicen, pero no es difícil razonar que si Peña, Chuayffet y Nuño no hubiesen golpeado al magisterio como lo hicieron, quizá estuviesen aún en el poder, o al menos al candidato presidencial ganador, actual presidente, se le hubiesen dificultado las cosas para triunfar. ¿Por qué reaparece Nuño? ¿A qué viene Aurelio Nuño al escenario? Compartiré aquí lo que dice un articulista en el sitio en la red que tiene siglas SDP respecto del extraño retorno de Nuño Salazar, perdón, corrijo, Nuño Mayer. Escribió éste observador hace muy poco lo siguiente:

“La vuelta a la vida pública de Aurelio Nuño como candidato a diputado plurinominal del PRI se antoja como la voluntad del exsecretario de buscar rescatar algo del legado de Peña: una reforma buena, bien valorada y que tenía en la mira el mejoramiento de la educación de millones de niños y jóvenes mexicanos”. Bien. Nuño, según esto, va a buscar rescatar algo del legado de Enrique Peña Nieto. Alguien debería decirle a la candidata presidencial opositora que si esta interpretación del analista es correcta, y Nuño tiene aún la terca obsesión de “evaluar para efectos de la permanencia de los docentes en su empleo”, que termine de despedirse de una vez por todas del sueño presidencial.

Si Aurelio Nuño quiere todavía impulsar como eventual diputado federal la necedad de “evaluar a docentes para la permanencia”, flaco favor le hace a la oposición. Los docentes se opondrán. A lo mejor no de manera pública como a mucha honra lo hicimos miles en el año 2013. Las circunstancias son otras. Hoy el magisterio no dirá nada, pero habrá señales.

X: @WenceslaoXalapa