El 15 de diciembre de 2011 un secuestro obligó a la familia a vender su casa para salvar la vida del profesor Margarito Díaz Fuentes, aunque entregaron la cuarta parte de la cantidad que exigían los delincuentes siguen sin saber de él.
La empleada Concepción Hernández Hernández y madre hoy de dos jóvenes de 28 y 26 años informó que son originarios del municipio de Chicontepec, ubicado al norte de Veracruz, y su esposo dedicado al magisterio llevaba años y años solicitando a las autoridades educativas su cambio de adscripción a Xalapa, con el propósito de enviar a sus hijos a la universidad.
La familia llegó a la capital veracruzana en 2014, cuando al profesor lo cambiaron de Chicontepec para dar clases en la Escuela Primaria “Úrsulo Galván”, en el municipio de Jalcomulco, ubicado a 50 minutos de Xalapa.
Apenas tenían un año de vecindad ese 15 de diciembre de 2011. Ese día Margarito Díaz de 45 años salió a trabajar hacia Jalcomulco y la rutina de lunes a viernes era pasar por su hija menor a la escuela telesecundaria, a la hora de salida de clases.
“Él era profesor, no hacia otra cosa más que ir a trabajar, recoger a mi hija de la escuela y ella se quedó esperando a su papá. Tuve que vender mi casa, sufrimos mucho, batallé bastante con mis hijos, el propósito de llegar aquí era que ellos estudiaran, somos de Chicontepec, llegamos para que ellos estudiaron”.
Concepción recibió una llamada telefónica en la que avisaban que el padre no había pasado por la menor de edad a la escuela, así que se iría sola a su casa.
Las horas transcurrieron, Concepción dio aviso a la familia, a las autoridades, a los compañeros de trabajo porque el profesor no aparecía; y fue hasta el otro día que le llamaron para exigir un millón de pesos a cambio de la vida de Margarito.
La denuncia fue puesta ante la Fiscalía General del Estado (FGE) pero no atendieron el llamado de buscar, así que pudieron reunir con dinero prestado apenas 200 mil pesos, los entregaron a los delincuentes pero no regresaron a Margarito.
“Las autoridades no nos hacen caso, fue secuestro, me pidieron dinero que no pude reunir, hasta el momento no sé nada, son muchos desaparecidos y no están haciendo nada”.
A 12 años de la desaparición del profesor, la familia sigue en búsqueda, vendieron su casa para poder pagar los 200 mil pesos que entregaron a los delincuentes, y ahora están enfermas madre e hija.
“La vida ha sido muy difícil porque ahora yo tengo diabetes y mi hija cáncer de tiroides porque pasó momentos difíciles al esperar a su papá en la escuela y no pasó. Para ahorrar los pasajes y dar escuela a mis hijos yo caminaba desde la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV) hasta mi casa en Circuito Presidentes, caminaba sin decir nada”.
