Orizaba, Ver.- México vive una “narcoconquista”, donde los enfrentamientos entre los grupos del crimen organizado por el control de más territorios exhiben que el Estado fracasó en su política de seguridad “y hace muy notable el ambiente violento”; el historiador y analista Agustín García Márquez, evidentemente el hampa interviene en los procesos electorales del país, amén que “andan desatados” y tienen un amplio control.
“Pareciera que la política de abrazos y no balazos y de cerrarse la cooperación con Estados Unidos ha llevado a que sea muy notable el ambiente violento con sus altas y bajas en todo el país. Eso fue lo que pasó en el periodo de Javier Duarte, modificaron sus actividades en clase de trabajo y se llevaban por unos cuántos miles de pesos a quien fuera.
”Cuando tenemos una baja en la violencia no es porque dejen de trabajar esos grupos, sino porque nuevamente se dedican a lo que más dinero les produce, que es el paso de la droga hacia Estados Unidos; cuando vemos una reducción de la violencia, no es porque están perdiendo, sino porque les está yendo bien, que no requieren de afectar a la población civil.
Esa ha sido la lógica desde los años 80, desde la matanza en El Llano de la Víbora, pues a partir de ese momento hasta nuestros días se ha hecho bastante público todo este tema, aunque es algo que no se quiere reconocer”.
Asegura que “el surgimiento de los grupos del crimen organizado también tiene que ver con la crisis económica, por ejemplo, en la zona centro de Veracruz cuando en la década de los años 90 caen las fábricas textileras surgen estos grupos de manera casi natural. Ellos sustituyeron la economía que se perdió.
”Así ocurre en las zonas rurales, pues cuando viene la reforma agraria en 1990 desaparecen los ejidos y se convierten en pequeña propiedad y la gente sin ocupación se va enrolando al crimen organizado, es decir, pasan de una economía a otra. Ese es el escenario sobre el cual el crimen organizado ha ido sentando sus reales y cómo empezó a fortalecerse con el paso de los años hasta nuestros días”.
—Por todo ese contexto y lo que ahora pasa, con los enfrentamientos y disputa de territorios entre grupos del crimen organizado, ¿pareciera que vivimos una narcoquista?— se le inquirió.
—Hay estudios, como los que hace el Departamento de Estado de Estados Unidos, que es muy crítico, y en ese sentido se señala que los grupos criminales han estado controlando territorios, no sólo por su capacidad de fuego, sino políticamente interviniendo en los procesos electorales. Todas las agencias de inteligencia de Estados Unidos se reúnen para hacer un análisis, reúne toda la información y determina cuáles son esas amenazas para los Estados Unidos.
”Para el caso de México plantean dos cosas: la primera señala que el crimen organizado está desatado y tiene un amplio control, mete mucha droga los Estados Unidos y por otro lado hay una alarma en aquel país, porque el crimen organizado está interviniendo en los procesos electorales en México. Esos dos elementos son los que causan alarma, pero si nos referimos a narcoconquista, debemos referirnos en dos dimensiones: el crimen organizado sí está en una narcoconquista, primero por su capacidad de fuego; segundo por su capacidad económica y su potencial que es brutal, por los recursos que mueven y que generan las dinámicas económicas; y tercero por su injerencia en los procesos electorales.
Esos tres aspectos serían parte de esta narcoconquista: lo económico, lo electoral y la capacidad del fuego que tienen las organizaciones criminales— afirmó.