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Europa convulsa

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Hace días se reflexionaba sobre las razones de la guerra económica con Rusia, más allá de la provocación coquetear con la idea de que Ucrania se incorpore a la OTAN. Es el modelo de capitalismo; si uno basado en los principios keynesianos de economía de bienestar en donde el Estado asume su deber como compensador de las distorsiones del sistema con los económicamente más vulnerables, o uno que priorice los intereses multinacionales y financieros de los dueños del capital. Sea industrial o financiero. 

Curiosamente, las formas en que se manifiestan esas diferencias no sólo son variadas sino singulares. Por ejemplo, en Europa los grupos de neo nazis y otros extremismos de derecha son los más conspicuos opositores al modelo neoliberal y sus secuelas. La vacunación, por ejemplo. Entre la controversial propuesta trumpista, por ejemplo, está volver a un capitalismo industrial, más orientado a la producción industrial de bienes y la generación de empleos para grandes masas de trabajadores desplazados. Justo por eso es que el presidente López Obrador dijo hace unos días que Trump le cae bien. Uno o dos días antes Trump dijo que México se dobló con la presión de aranceles de hace tres años. Un sentimiento de rechazo similar pasa con la actitud del gobernador de Texas.  A la sensibilidad mexicana le resulta difícil procesar la verborrea republicana de estos tiempos. Impresentable frente a las suaves formas demócratas, más presentables y políticamente correctas. 

Sin embargo, lo cierto es que por lo pronto es preferible el Trump antisistémico, que las suaves y decentes formas neoliberales demócratas.

La provocación a Rusia fue posible porque cambió el primer ministro alemán. Angela Merkel se oponía firmemente a plantear la incorporación de Ucrania a la OTAN, no así el nuevo canciller federal alemán Olaf Scholtz. Fue este cambio en el gobierno alemán lo que hizo posible el embargo a Rusia. La Merkel se opuso terminantemente y con éxito. 

Ahora, mientras los medios occidentales convierten a un cómico en héroe, el movimiento neonazi crece en Europa, no sólo en Ucrania, al grado de hacer posible un situación social europea similar a la de los años previos de la invasión a Rusia en la Segunda Guerra Mundial. 

Esto tiene consecuencias bivalentes, por un lado se opone a las lógicas depredadoras neoliberales, cosa que está muy bien; pero por otro lado aumenta sensiblemente la probabilidad de ascensos al poder gobiernos autoritarios y racistas y, con ello, de retrocesos inaceptables en las reglas de convivencia social.

En la oposición al neoliberalismo, la izquierda y la derecha extrema coinciden. Pero cuidado, los contenidos no son los mismos.

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