viernes, octubre 4, 2024
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De cuando la estupidez se convierte en norma

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Después de los aprestos de guerra occidentales, esto es, Estados Unidos y los países de la Comunidad Económica Europea, el mundo parece entrar ahora en una dinámica un poco más racional para procesar la crisis provocada por ellos mismos al pretender incorporar a Ucrania a la OTAN, la alianza militar atlántica surgida al final de la Segunda Guerra Mundial y diseñada específicamente para contener militarmente a la Unión Soviética. Fueron los años de la Guerra Fría que incorporaron al pensamiento convencional el miedo por la posibilidad real de desaparecer como especie del planeta. No por una catástrofe cósmica, sino por mano propia en una confrontación nuclear. Se instauró un reloj nuclear en donde la medianoche, las 12 pm, marcaban la voladura del planeta, y se colocó al segundero a dos minutos de lo que se llamó el juicio final. Luego los años del miedo nuclear y de las guerras de baja intensidad que florecieron por el mundo como consecuencia de la confrontación bipolar.

En días recientes los observadores y monitores del juicio final colocaron el segundero a tres escasos segundos. Bien, lo que llevó al respetable planetario a tan penosa y peligrosa circunstancia no fue Putin sino la inverosímil torpeza del presidente Biden de declarar un embargo comercial a Rusia, cuya víctima resultó la propia alianza atlántica. Ningún país europeo está en condiciones de sostener nada por la simple razón de que la dependencia de los insumos rusos es total. No solo en el aspecto energético, también en el alimentario. La alianza occidental se derrumba sobre sus pies de barro.

La lectura es de terror. ¿En manos de quién está la seguridad del planeta? Todo indica que de un puñado de gobernantes y eurodiputados representantes de corporaciones y carteras de inversión, todo excepto el interés de los gobernados europeos.

La lógica del sistema misma, basado en la codicia y la negación o dominio sobre el semejante. 

Eso es lo único que explica que el planeta sea gobernado por idiotas que votan por dejar sin energía a sus economías y sin granos para alimentar a sus pueblos. 

Votaron como tontos, sin leer la resolución y pensar un poco en las consecuencias para sus pueblos. No hubiera pasado si la hubieran leído. Por eso les dice el Presidente borregos.

Las buenas conciencias se escandalizan porque se hace notar lo risible que es que un fascista de VOX imponga la agenda al resto, tipos que prosopopéyicos y fanfarrones, ponen sin inmutarse a la especie sapiens al borde de la extinción cósmica.

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