Transparencia Internacional ha dado a conocer su informe sobre la percepción de la corrupción. Dice que de ciento ochenta países evaluados, México ocupa la posición 124.
Los medios conservadores han puesto especial énfasis en enfocar la noticia desde la óptica de que el avance en su combate se ha estancado en esta administración.
Se dice que la percepción de que la lucha contra la corrupción se estancó en 2021, ya que el país se mantuvo en la posición 124 de 180 países que son evaluados por Transparencia Internacional en materia de combate al este mal endémico de la sociedad mexicana.
Lo que la prensa conservadora se esmera en difuminar es el borbotón de corrupción habida en el país durante los cuarenta años gobiernos neoliberales. La ambición usurera de los gobernantes del período neoliberal es obscena. Sumieron en la pobreza a millones de mexicanos que vieron desaparecer prestaciones y servicios del Estado Benefactor para conocer la fría indiferencia del pensamiento y prácticas neoliberales. Modificaron incluso la configuración el Estado Mexicano para sacar al gobierno de la conducción de la economía y dejársela a la racionalidad del mercado. Lo que se necesita es competencia decían, y desmantelaron al estado de responsabilidad social. Nunca hubo tanta corrupción como en el periodo neoliberal, en todo, pero lo sucedido con Calderón y Peña Nieto inmediatamente después, es para que el poder judicial y la Fiscalia pongan especial empeño en esa investigación.
Hay muchos casos referenciales que reclaman por justicia. Con uno bastaría para satisfacer al respetable nacional y mundial: Odebrecht. Es por eso que tanto se oponen al ejercicio de revocación de mandato, porque creará el precedente para los subsecuentes gobiernos de seis años Constitucionales, que son muchos. Ni Salinas ni Zedillo ni Fox ni mucho menos Calderón y Peña Nieto hubieran podido permanecer en el poder.
Nuestro país sigue como el peor evaluado de las 38 naciones que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. Precisamente, ha sido la necedad de homologarse con el neoliberalismo de la OCDE, lo que ha justificado la racionalidad neoliberal.
