Astillero
Julio Hernández López
Periódico La Jornada
Consejeros de dos comisiones del Instituto Nacional Electoral (INE) cedieron a las presiones de representantes de todos los partidos políticos nacionales, con excepción del PVEM, y dejaron para próximos días la posibilidad de aprobar una resolución que obligaría a tales partidos a postular cuando menos a cinco mujeres a las nueve gubernaturas que se renovarán en 2024, con un agregado sustancial: que esas postulaciones para mujeres impliquen una paridad sustantiva; es decir, que no las envíen de relleno, sino a los estados donde el partido correspondiente tenga buenas condiciones de competitividad.
Los partidos reaccionaron unidos, salvo el Verde, como se asentó líneas arriba, porque no han generado o no cuentan con suficientes cuadros femeninos con expectativas sensatas de triunfo (el caso de la Ciudad de México es aparte, aunque acaso sea el más trascendente). En tales circunstancias, las negociaciones internas y los resultados finales se complicarían mucho para tales partidos, que necesitan armar, por cuanto a paridad de género, lo que aquí se ha llamado el cubo electoral de Rubik
. Ya que es el partido con más triunfos recientes, vale el ejemplo de Morena para vislumbrar los enredos que conllevaría el acuerdo del INE, que probablemente requerirá ser llevado a votación a la plenaria y que aún así estará sujeto a que lo valide o revoque el tribunal electoral federal, cuya palabra es irrevocable.
Para cumplir con la proporción 5-4, Morena sólo tendría dos casilleros con cartas femeninas notablemente fuertes: Veracruz, con Rocío Nahle, aún secretaria de Energía, y la Ciudad de México, con Clara Brugada. En Chilangolandia las cartas en juego son las más fuertes, pues optar por la femenina (Brugada) implicaría desechar la masculina (Omar García Harfuch), lo que destrabaría el actual conflicto simplificado en la frase Utopías contra policías
, pero dejaría lastimaduras intramorenistas, que serían magnificadas por el bloque de medios convencionales e intereses conservadores que apoyan al ex secretario de Seguridad Pública de la capital del país.
En Puebla y Guanajuato, Morena batallaría pero podría optar por mujeres: en el primer estado, dos ex secretarias del gobierno de Sergio Salomón Céspedes quedaron en la cuarteta primaria rumbo a las encuestas, pero de optar por una mujer (tal vez se agregue a la ex alcaldesa de la capital, Claudia Rivera) ello dejaría fuera a los distanciados primos Alejandro Armenta e Ignacio Mier. En Guanajuato están la senadora Antares Vázquez y la ex presidenta priísta de León, Bárbara Botello, con lo cual quedaría fuera el ex titular de Profeco, Ricardo Sheffield.
Pero, en los cinco estados restantes, las combinaciones para cumplir con el 5-4 son más difíciles. En Yucatán parece inamovible el ex panista Joaquín Díaz Mena; en Jalisco buscan repetir a Carlos Lomelí y la carta femenina más votada rumbo a las encuestas fue Clara Cárdenas Galván, activista de base cuyo cargo más notable ha sido el de directora regional de Programas Sociales en el Distrito 19.
En Chiapas sólo quedaría Sasil de León, ex integrante del gabinete de Manuel Velasco Coello, luego de que Manuela Obrador fue llamada a no participar por su propio familiar, AMLO. Aquí sigue la presión a favor de Eduardo Ramírez, la pieza realmente impulsada por Velasco Coello. En Tabasco, el consejo estatal designó a Javier May y a Raúl Ojeda, y a la senadora Mónica Fernández y a la alcaldesa de Centro, Yolanda Osuna. Pero recuérdese que Chiapas y Tabasco son entidades especialmente definibles por el máximo dirigente real de Morena. Y en Morelos, la figura menos deplorable es la de Rabindranath Salazar, que seis años atrás dejó vía libre a Cuauhtémoc Blanco, aunque falta ver si integran a la encuesta a la senadora Lucía Meza.
Dos datos finales: la Comisión Nacional de Elecciones agregará a las listas de los consejos estatales los nombres que considere relevantes, y varios de los consejos estatales están dominados por sus gobernadores morenistas. ¡Hasta mañana!
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