Por segunda ocasión en menos de un año, la laguna El Farallón, en ubicada en el municipio de Actopan, se secó y apenas un aguacero que azotó el fin de semana dejó un charco de agua que hizo las veces de oasis para algunas aves que buscan comida, aunque no para la cooperativa de pescadores Farallón-El Llano, cuya mitad migró a otras ciudades, incluso Cancún, para buscar mejores condiciones de vida y dar el sustento a sus familias.
Según los estudios que se practicaron en la laguna y que fueron informados a los pescadores, el cuerpo de agua tenía una dimensión de 160 hectáreas, donde el punto más hondo era de 13 metros, el cual actualmente se encuentra seco.
Alexis, de 14 años de edad, hijo de un pescador de la zona, relató que es triste ver que la laguna se haya secado desde hace casi un año, pese a que en diciembre tuvieron la esperanza que el cuerpo de agua se rescatara, pues las lluvias lograron llenar el desolado paisaje, que poco a poco se fue secando nuevamente para fin de año.
El menor explicó que la laguna forma parte de su vida, la de sus padres y demás de amigos y residentes, pues además de la pesca, también servía como un lugar para ir a pasar el rato, ir a nadar con los amigos o simplemente contemplar el paisaje, que ahora luce desolado y agrietado.
Tras un recorrido por la laguna, se observó fauna muerta, entre tortugas y caracoles principalmente, aunque sobre la carretera se observa algunas tortugas “migrar” en busca de agua. Los restaurantes lucen vacíos y las calles desoladas, ahora donde había agua, ahora solo hay yerba crecida, que en algunas partes fue quemada para abrir camino y llegar a recoger agua para el consumo diario, pero actualmente solo hay un pequeño charco producto de la lluvia del fin de semana.
“No tenemos nada de producción, estamos perdidos, porque no hay agua, no tenemos donde trabajar, aparte de eso, las otras cooperativas que pescaban en esta laguna, ellos ya se abrieron por lo mismo, poque vieron que esta laguna ya no produce nada y ya nos abandonaron cuando antes decían que la laguna era de todos”, expresó Hermenegildo Martínez Aguilar, presidente del Consejo de Vigilancia de la Cooperativa Farallón-El Llano.
Indicó que en diciembre se quiso recuperar la laguna y se sembraron 5 mil alevines, pero que todos se perdieron, “pedimos el apoyo al gobierno del estado y federal, porque la verdad estamos en una situación muy dura, ahora el campo no tiene nada tampoco, no nos podemos ir a trabajar, no hay en el campo, en la pesca, no tenemos nada y luego la pandemia”.
Martínez Aguilar, quien lleva 40 años dedicándose a la pesca, mencionó que durante el último año se han desempeñado en otros oficios, como del ayudante de albañil, albañil o de lo que encuentren, aunque tenga que ser en otras ciudades como José Cardel, Veracruz, Xalapa e incluso Cancún.
“Todos le andan buscando cómo hacerle, porque nosotros como cooperativa pagamos impuestos, eso sigue, no crean que lo dejamos de la mano, tenemos que pagar el impuesto de la lancha, los cayucos, que es muy caro la verdad, son 20 cayucos que nos cobran más de 400 pesos anuales por lanchita, además de los permisos de pesca, de la cooperativa, los cambios de directiva, la verdad es muy pesado porque no tenemos de donde sacarle”.
Agregó que al día de hoy tiene conocimiento que entre 25 y 30 pescadores tuvieron que migrar para buscar la forma de apoyar a la familia, aunque esto conlleve a que la tuvieran que dejar a sus esposas e hijos, “por lo mismo de la necesidad, tienen que buscarle”.
Otro de los pescadores, quien prefirió el anonimato ante el temor de represalias –existe la sospecha que el desabasto de agua en la laguna se debe a su extracción para la exploración minera–, recordó que el año pasado se encontraron algunas mangueras de hasta cinco pulgadas que llevaban agua a algunos ranchos, “pero no nos van a convencer que fue por una manguerita, a la laguna de El Farallón le sacaban agua, la bebían la vacas y todo lo que tu quieras, pero la Laguna Verde también se está secando ¿quién le saca agua? Y ahí no han mangueras, no hay vacas, no hay agricultura, y también se está perdiendo”.
“Todos los cerros de allá (frente a la laguna) que tenemos alrededor, se hace el efecto que llamamos ‘coladera’, tenemos alrededor de 800 y mil barrenos a de entre 600 y mil metros de profundidad que filtran el agua y ya no llega a la laguna, eso es lo único distinto de la zona, anteriormente sí había ganadería, sembraban en todos los terrenos, pero ahora ya no lo hacemos, nuestra zona esta invadida por empresas mineras canadienses que están por iniciar la fase de explotación a cielo abierto, entonces creemos nosotros que una de las causas que ha llevado a la laguna y que en las localidades se pierda el agua de los pozos, los nacimientos que había en los cerros, también ya se perdieron, son los barrenos de las mineras”.
Mencionó que la minera que trabaja en el cerro de La Paila está acabando poco a poco con el cuerpo de agua de Laguna Verde, en tanto que la que se encuentra en el cerro El Cobre, es la que afecta a la laguna El Farallón, “las autoridades lo saben, porque tuvieron que haber dado los permisos”.
Antonio Vázquez Cervantes, pescador, admitió que han tenido reuniones con algunas autoridades, como de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Secretaría de Medio Ambiente (Sedema), Procuraduría del Medio Ambiente (PMA), entre otras, pero no han dado una solución a la sequía de la laguna. “En abril del año pasado se declaro totalmente seca, en junio con las lluvias se recuperaron 50 centímetros de profundidad y llevamos a cabo acciones los pescadores a través de algunos voluntarios, quienes nos donaron 33 mil alevines, se los sembramos con la esperanza que se mantuviera el agua, pero se fue secando”.
Admitió que el año pasado se realizaron jornadas de reforestación en la zona, de hasta 33 mil árboles endémicos de la región, que se sembraron con la intención de que sobrevivieran, pero dos incendios acabaron con la siembra, “los incendios devastaron la zona del ejido de Tinajitas, Palmas de Abajo y San Juan Villa Rica, fueron muy fuertes y terminó con lo poco que había de árboles que se sembraron desde noviembre”.
De acuerdo con el Consejo Estatal de Protección Civil de Veracruz, hasta el 30 de junio se prevé concluya la temporada de incendios forestales y del 1 al 31 de mayo, según el calendario de temporadas y fenómenos meteorológicos para la entidad, del 1 de febrero al 31 de mayo se prevé estiaje, sequía meteorología y del primero de marzo al 30 de junio la de granizadas, aunque estas se encuentran “retrasadas”, según lo expresado por Jéssica Luna Lagunes, meteoróloga de la Conagua y coordinadora del Comité de Meteorología de Veracruz.
Duranta la sesión del comité, celebrada el 22 de abril pasado, indicó que en lo que va de la temporada de incendios forestales en el año, suman 134, tres más que los registrados el año pasado y mil 29 hectáreas afectadas por estos incendios.
Actualmente en Veracruz hay 49 municipios con problemas de sequía moderada y 26 con sequía extrema, aunado a que el municipio de Actopan, donde se encuentran los sistemas lagunares de El Farallón, El Llano y Laguna Verde, en la temporada de sequía se esperan lluvias de entre 50 y 100 milímetros, es decir, es de las zonas donde menos va a llover.
