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Daño a los glaciares del Pico de Orizaba, irreversibles: Héctor Rojas

El hemisferio norte del planeta debería convertirse en un gran congelador, asevera

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Orizaba, Ver.- El deterioro ambiental en el Pico de Orizaba es tal, que para recuperar los cinco glaciares que coronaban la cima del volcán, el hemisferio norte del planeta debe convertirse en un gran congelador “por los próximos 500 años”; el problema no termina ahí, la deforestación que lo agobia y la inoperancia de los programas federales de reforestación lo condenan aún más, “esas campañas son coordinadas, incluso, por psicólogos en vez de expertos forestales”, señala Héctor Rojas, ex subdirector del Parque Nacional Pico de Orizaba.

El daño ambiental en el Pico de Orizaba y en especial en los glaciares, precisa, “ya es irreversible y contrario a lo que la gente piensa la nieve en los volcanes mexicanos es más abundante en verano que en invierno, y todo se debe a la humedad del aire. En verano tenemos frío y el agua del aire se congela, produciendo nevadas como las que registra en la montaña; en invierno tenemos frío, pero no humedad, así que las nevadas invernales siempre son menores y más raras que las de verano”.

Pero aun con esas nevadas la recuperación de los glaciares ya desaparecidos en el Pico de Orizaba es imposible, “no, eso jamás sucederá, para que los glaciares se recuperen deberíamos tener un clima helado durante unos 500 años consecutivos, es decir, la tierra, o al menos el hemisferio norte, tendría que convertirse en un congelador. Las lluvias son fenómenos ecológicos que ocurren en tiempos cortos, los glaciares son fenómenos geológicos que duran cientos o miles de años” 

Las nevadas, dice, “sirven para restablecer la humedad en los suelos donde ocurren. Es mejor decir que la nieve se derrite y el agua se infiltra al subsuelo y eventualmente se van rellenando los acuíferos subterráneos”; estas mismas condiciones, da a conocer, ayudan al medio ambiente, sin embargo, el grave deterioro forestal es otro de los pendientes más preocupantes.

Las montañas están deforestadas y con ello, reconoce, los deslaves serán una amenaza constante, “si no hay árboles, no hay raíces que retengan el suelo en los terrenos inclinados, sin árboles y con lluvia entonces la gravedad se hace cargo del resto”.

–Entonces, ¿las campañas de reforestación sólo son mediáticas?

–Sí, la mayoría sí. Al final en eso se traduce. Son pérdidas si no se planifican bien, aunque hay que diferenciar entre lo que es una reforestación con fines comerciales y otra con fines de conservación. Generalmente las que sí resultan funcionales son las primeras, porque representan un interés económico. Las otras son las que se usan mediáticamente y pocas veces llevan una planificación adecuada.

“A mí me llegaron a invitar a jornadas de reforestación en jardines urbanos y las vendían como reforestaciones para la conservación, eso es absurdo. Estoy seguro que siguen ocurriendo en todo el país”.

El problema se acentúa debido a que los programas de reforestación no sirven, no dan resultado, “por ejemplo, el programa Sembrando vida le vino a dar preferencia a la siembra de especies frutales sobre las especies forestales. Sabemos de lugares del país en los que la gente ha tirado especies forestales para sembrar huertos, porque es la forma en que el programa les paga”.

“El programa Sembrando vida es una vacilada. La gente no está conforme, pero lo acepta porque cada mes reciben dinero, aunque el huerto no produzca. Es el programa populachero del sexenio, el que les va a redituar en votos, de hecho ha funcionado, ya lo vimos, por ejemplo, en Acultzingo, Tequila, Zongolica, Maltrata, Calcahualco, Tezonapa, Ixhuatlán, en todos lados está ocurriendo.

Todo ello, dice, “mantiene la pobreza porque no hay avance en los programas de producción del campo, aunque tampoco hay precios de garantía para todos los productos. La gente se desanima, abandona y se va al norte; hasta parece un plan perverso. La gente se va del país a conseguir dinero para enviarlo a México y son justamente esas remesas las que más se presumen cada mañana”.

No obstante, precisa, “sembrando vida no es la principal causa del éxodo, pero más que ayudar a resolverlo lo ha incentivado en algunas regiones. Acá en la región lo que sé es, por ejemplo, que llegaron a cortar pinos y encinos para sembrar papayas y como es un cultivo más de tierras bajas, los productores de acá no le saben, lo arruinan, la meta no se alcanza, pero igual les llega su mensualidad y de paso se llevaron al baile a algunos árboles”.

–¿Falta capacidad a los promotores de los programas?

–Hay técnicos en Sembrando vida que son psicólogos. Lo único que el programa les requirió en su momento fue un título profesional y experiencia en comunidades. Actualmente parece que ya pusieron más atención con eso, pero los que empezaron, por la cuestión de la chamba, ahí siguen.

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