sábado, abril 20, 2024
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Miguel de Santa María, un orgullo para la diplomacia nacional

Por: Miguel Salvador Rodríguez Azueta

Artículo dedicado al Secretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrad Casaubón:

Estimado Señor Secretario:

Hace 8 o 9 años tuve el gusto de conocerle en el puerto de Veracruz, en el tradicional café de la parroquia de “Don Marce”, en dicha ocasión le entregué como obsequio mi novela “La Pesadilla jarocha”, que espero haya disfrutado.

Igual y la novela se quedó olvidada en algún vehículo, con algún asistente o en una sala de espera del aeropuerto; mi experiencia como secretario particular me indica a continuar esta misiva sin esperar respuesta de los anterior por no ser el motivo principal del presente escrito.

Me atrevo a dedicarle este artículo porque quiero evitar que nuestras futuras generaciones dejen en el olvido a personajes como el que hoy me permito tratar de rescatar y que tanta luz dio a nuestro país en materia diplomática.

En estas fechas que pareciera que la carrera diplomática pasa por momentos aciagos, quisiera hacer mención que estamos a unos meses de conmemorar 200 años del inicio de las relaciones diplomáticas como país soberano y por lo tanto; sería primordial dar el lugar que se merece a los primeros diplomáticos que tuvo esta nación y de quienes debemos estar orgullosos.

Para no extenderme, quiero dedicar estas líneas y su atención; para el caso de don Miguel Santa María o Miguel Gómez de Santa María, quien nació en la nueva Veracruz, provincia de la nueva España en 1789 .

Breve síntesis de su vida y obra:

Siendo parte de una familia acomodada fue enviado a estudiar Leyes a España, sin embargo, sus ideas liberales le ocasionaron serios problemas con la restauración absolutista del rey Fernando VII.

Obligado al exilio del dominio absolutista, apoyó de su propio peculio la causa libertaria de Javier Mina y posteriormente conoció y estuvo bajo las órdenes del libertador Simón Bolívar.

Reconocida sus destacadas luces como intelectual liberal, el Libertador lo nombró ministro plenipotenciario de la Gran Colombia ante la nueva nación de las Tres Garantías, culminando con el Tratado de paz y amistad perpetua entre México y la Gran Colombia (1823).

Sin embargo, el proyecto imperial mexicano no coincidió con los ideales liberales de Santa María por lo que el imperio ordenó su expulsión; misma que no llegó a concretarse en beneficio de la naciente república.

Santa María fue un destacado periodista de su época, perseguido por sus ideas libertarias hasta que reconocido por sus luces y dotes diplomáticas fue nombrado Ministro Plenipotenciario ante su Majestad Británica en 1835 y Ministro Plenipotenciario ante su Majestad católica en España en 1836, encargado de las negociaciones para firmar con España los Tratados de Paz y reconocimiento de ese año, conocidos como Tratados Calatrava-Santa María.

Miguel de Santa María murió en 1837 en Madrid, donde fue sepultado y no fue hasta 1851 que el cabildo de la ciudad de Veracruz realizó los trámites para exhumar sus restos y darles sepultura en su natal ciudad.

El Sesión de 3 de enero de 1852 el cabildo porteño acordó hacer una solemne ceremonia para que sepultar los restos de Don Miguel Santa María el 9 de enero del mismo año.

Gracias al Colombiano Ornan Roldán Oquendo (Se desconoce su estatus actual del autor) pudimos encontrar una recopilación de documentos que servirán para un futuro reconocimiento.

Don Miguel Santa María, Liberal veracruzano, político americanista y notable diplomático, fue una obra publicada por ediciones Eguiara y Egurin en el año 1981, la obra consta de 341 páginas con 11 capítulos, de los cuales 69 paginas están dedicadas a la descripción de la vida y obra de Santa María y las demás son transcripciones de documentos sobre el personaje en estudio, entre los que destacan el tratado de reconocimiento con Colombia el 29 de abril de 1822.

Desafortunadamente al día de hoy carecemos de mayores datos sobre su lugar final de reposo e incluso en el Archivo y Biblioteca Histórico de la ciudad de Veracruz se encuentra dispersa la información que es su momento llegó a recopilar Roldan Oquendo.

Mi petición, como en su momento se la hice a la senadora Gloria Sánchez Hernández, es la de rescatar la memoria y obra de Don Miguel de Santa María en este periodo de 14 años a partir de iniciada las actividades Diplomáticas de nuestra nación como país independiente.