martes, abril 23, 2024
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Los descendientes de López de Santa Anna en la Cámara de diputados

Mario Raúl Mijares Sánchez

Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna Pérez de Lebrón nació en 1794 en Jalapa, Veracruz, mejor conocido como Antonio López de Santa Anna. Fue un tipo que perjudicó a esta nación a través de una serie de conductas lesivas. Cual herederos de semejante estirpe atrabiliaria, los diputados de la oposición encarnan a la perfección el espíritu reaccionario de aquella época al entregar al capital extranjero los recursos de la nación mexicana.

Desde su aparición en este mundo, el ser humano ha asumido distintas formas de comportamiento, todo de acuerdo a sus intereses de clase. Dentro de este universo han florecido muchos hombres dotados de una gran inteligencia y capacidad de actuar en razón de su propio beneficio. Y si bien Dios tiene sus ángeles, así Satanás tiene sus huestes infernales, los cuales siempre están en función de la maldad. Hay ejemplos de personajes inteligentes pero perversos, como Carlos Salinas, Fidel Herrera o Felipe Calderón.

En los siglos del oscurantismo despuntaron escritores con una inmensa tradición literaria, los cuales desarrollaron el pensamiento fáustico, y que, entre sus variadas producciones artísticas, pintaron al hombre dotado de vivacidad y talento, pero lleno de ambiciones. Aseguraban que estos eran capaces de venderle su alma al diablo, confrontando a Dios a través de lujurias y soberbia, tomando como estandarte la orgullosa y desvergonzada osadía.

Sin embargo, el ser humano sigue siendo el mismo respecto a sus pasiones e intereses de clase. El domingo pasado en la cámara de diputados en la Ciudad de México estos personajes se mostraron tal como lo hicieron otros mexicanos en el siglo XIX, como Santana o Miramón, entre otros. Si bien estos diputados pertenecen a distintos partidos políticos, se corresponden entre sí como una clase oligarca capaz de venderle su alma al diablo, pues están en razón del dinero.

Por tanto, urge descubrir a los charlatanes posmodernos retrógradas llamados conservadores, los cuales se aprovechan de un pueblo despolitizado y desclasado para comprarles su voto y representar a una camarilla de oligarcas locales y extranjeros. Luis de la Rosa Oteiza escribió en 1856 un artículo sobre la caída de Satanás: “Millares de ángeles rodeaban a Satanás, cuando el mandato de Dios volaba hacia el empíreo […] desplegando sus alas ante la tempestad, se formó un iris”. Afortunadamente, hoy gracias al Nuevo Proyecto de Nación está resurgiendo, con el gran esfuerzo de miles de patriotas, una conciencia cívica en el pueblo mexicano.