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La Industria Eléctrica en México: Razón de Estado

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La Razón de Estado

El magistral Ricardo Uvalle Berrones en su tesis doctoral señala que:

La razón de Estado demuestra que el Estado, al cobrar conciencia de lo que es, reacciona frente a poderes distintos a él, para reclamar el imperativo de tener los medios ofensivos y defensivos que le permiten gobernar la red de intereses, presiones y contra fuerzas asentadas en su territorio. (Uvalle, 1991, p. 389)

Concluye diciendo que:

En política hay más adversarios que aliados, pero se gobierna sobre todos. Saber hacerlo, es arte obstruso que los gobernantes tienen que conocer para actuar como estadistas. De otro modo, lo que el Estado pierde o cede, es ganado por los contrarios. Ganar y no perder, es la premisa que acompaña desde siempre a los estadistas. Si son derrotados, el Estado cambia de líderes, pero no los fundamentos de la razón de Estado. En consecuencia, la razón de Estado reclama del gobernante ingenio en la utilización de las fuerzas que tiene a su cargo como cabeza suprema del propio Estado. (Uvalle, 1991, p. 511)

La reforma en materia eléctrica es compleja y polémica. No debe admitir manipulación sino un serio debate desprovisto de parcialidad. Cuando se trata de asuntos de Estado -como la rectoría en la electricidad- hay que ser muy prudentes. Los argumentos deben tener causa, razón y sentido. Es claro que, los juicios de valor, la reiterada descalificación, las interpretaciones personales no son argumentos probatorios, no contribuyen a un debate a favor de México. Debe entenderse que la causa, es el bienestar social racional, la razón, es la razón de Estado y el sentido, es el sentido de responsabilidad con las futuras generaciones.

Sustentamos que es fácil criticar la reforma en materia eléctrica cuando solamente de atacar se trata, cuando se aborda con intereses de cúpula, prejuicios, parcialidad o cuando se renuncia a conocer el fondo de la cuestión. De este modo, se instalan narrativas con aspectos técnicos – predominantes, pero sin sustento- para las causas del Estado. En otras palabras, se sustituye lo trascendente -que tiene que ver con dos aspectos esenciales: la forma de Estado y los mecanismos de democratización de la energía eléctrica- por los intereses creados del mercado y sus representantes.

Los modelos de negocio en la industria eléctrica se apoyan en estrategias financieras, su lógica es maximizar la utilidad y su efecto práctico ganar el mercado de la electricidad, eso no es cuestionable, al contrario, la inversión privada y extranjera son necesarias para generar riqueza. Sin embargo, desde el punto de vista público esos elementos no justifican el predominio del mercado, administrar la red y diversidad de intereses creados en la industria; por lo que, es indispensable la rectoría del Estado, la cuál debe estar fundada en una razón y como se ha mencionado, la razón se sustenta en velar por el interés público (Loring, 2013) que consiste en la recta ordenación del bien común.

Si bien es cierto que los promotores de la iniciativa privada argumentan que la generación de energía eléctrica es más barata y limpia; también es cierto que la generación de electricidad de parte de los privados no es el único modo para garantizar la suficiencia y seguridad energética y; no necesariamente es más barata. Suponiendo que la generación fuera barata los generadores privados la venden a Comisión Federal de Electricidad al precio de mercado (costos marginales), por ejemplo, la energía eólica tiene altos costos de generación.

Insistimos, el objetivo de la empresa privada no es social (utilidad social), ni democratizador, ni distributivo, ni equitativo; por el contrario, es ganar-ganar, maximizar utilidad, reducir costos y promover negocios rentables teniendo al Estado como cliente.

Ahora bien, también es cierto que se debe desmitificar la narrativa acerca de las energías limpias porque no significa que no contaminen. Hay notables diferencias entre energías limpias y energías renovables. Las energías limpias, son aquellas que durante sus procesos contaminan menos en comparación con las fósiles, pero pueden causar otros daños al ambiente (Muller & Portillo, 2018) Es decir, cuando sus emisiones o residuos no rebasen los umbrales establecidos en las disposiciones reglamentarias. Las energías renovables:

Son aquéllas cuya fuente reside en fenómenos de la naturaleza, procesos o materiales susceptibles de ser transformados en energía aprovechable por el ser humano, que se regeneran naturalmente, por lo que se encuentran disponibles de forma continua o periódica, y que al ser generadas no liberan emisiones contaminantes. (Muller & Portillo, 2018)

Es preciso recordar que los procesos de generación eléctrica están asociados a (fuentes) insumos y emisiones para reducir el efecto invernadero -una discusión técnica-especializada aún pendiente- Tan relevante es conocer los criterios legales y medioambientales para diferenciarlas (energías limpias, renovables, verdes) como importante conocer los efectos que genera cada una en la industria (capacidad en potencia de generación) y en el medio ambiente. Por tanto, las llamadas energías limpias no son la panacea. Actualmente, se debate el futuro de la energía nuclear como recurso para contribuir significativamente a disminuir las emisiones de CO26.

Mientras los promotores de la reforma energética neoliberal “argumentan” a favor de la libertad, la transición energética, y cuestionan el sentido social de la iniciativa.

Es momento de precisar que la pobreza energética es creciente y profunda. Pensar que las grandes inversiones de empresas privadas, la sobre generación de energía eléctrica, la utilización de infraestructura de transmisión CFE sin retribución; resolverá un problema histórico, democratizará la electricidad y la hará asequible a los ciudadanos y a la industria; es una falacia.

Aunque la transición energética marca una tendencia hacia el uso de autos eléctricos y aunque según el Reporte de Vehículos Híbridos y Eléctricos. Enero-Febrero 2021 de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores AC, el total de ventas de vehículos ligeros, modelos híbridos y eléctrico reportó un crecimiento de 18.7% al me de febrero de 2021 con respecto al mismo periodo de referencia en 2020. El mercado sigue siendo reducido y poco accesible.

La mejor prueba que hay para afirmar que los privados están desprovistos de cualquier principio democrático, es la feroz lucha contra el Estado. Mientras conviene, aprovechan el Estado de derecho; cuando no, argumentan afectación a la libre competencia, libertades y derechos adquiridos controvirtiendo disposiciones secundarias y judicializando procesos, aunque estos sean en perjuicio del Estado mexicano. En comparecencia el día 06 de diciembre de 2021 la secretaria de energía afirmó que “se han recibido más de 1,300 juicios de amparo y con ello se dio inicio a una ruta jurídica que se encuentra en litigio en la corte”7 (Nhale, 2021)

Y, si acaso el anterior argumento fuera refutado ¿Por qué si hablan de la importancia del cumplimiento estricto de la ley? Entonces, ¿Por qué no hay un estricto cumplimiento del sistema de costos en el despacho o pago de tarifas transmisión?

Otra verdad que se dice poco es que la Comisión Federal de Electricidad está obligada a comprar energía a generadores independientes a precio de mercado. Es decir, con alta probabilidad de ser cara, obviamente con justificaciones técnica a favor de los privados.

También, es innegable que las centrales de generación de energía de empresas privadas desplazan a las centrales de generación de Comisión Federal de Electricidad, generando una evidente desventaja. Por lo tanto, desde la óptica del interés público, la electricidad debe estar bajo la tutela y rectoría del Estado. Esto no significa, renunciar a los controles institucionales que el propio Estado mexicano tiene en su diseño constitucional y administrativo.

Entonces, cada argumento, tiene una voluntad y una motivación, quien sustenta tiene la voluntad de contribuir al debate y la motivación de profundizar en la razón Estado, Estado democrático constitucional y de derecho ¿Y la tuya de dónde proviene?

El individuo puede saber que el mercado no es democrático; pero mientras para él el valor del mercado (libre mercado) sea superior al bienestar social seguirá criticando y descalificando el fortalecimiento de la Comisión Federal de Electricidad. Insistimos, Sin un control efectivo del Estado, habrá inevitablemente un efecto negativo del mercado, el cuál se traducirá en altos costos en el sistema tarifario, en el sometimiento de la Comisión Federal de Electricidad a los privados mediante contratos de largo plazo y en la imposibilidad del Estado de actuar frente a la excesiva mercantilización de la electricidad.

Como bien señala la iniciativa “la demanda nacional y su ritmo de crecimiento históricamente no ha sido atendida por los grupos privados, por su propia naturaleza, atentos a sus intereses, su rentabilidad” (Iniciativa de Decreto, 2021, p. 13)

De tal manera que, la iniciativa de reforma en materia eléctrica se inscribe en una lógica de mayor rectoría del Estado, fortalecer la industria, alinear los agentes económicos, evitar abusos del mercado, recurrir a medios para evitar ceder progresivamente ante el; no obstante, eso no excluye al Estado de los enormes retos institucionales, proceso de gestión y control interno que se le imponen como reto.

Se propone que dejando atrás prejuicios, se puede lograr un sector eléctrico justo y democrático. Lo anterior, sin perder perspectiva internacional, fortaleciendo la industria nacional, limitando el poder del mercado y centrando la rectoría del Estado sobre la electricidad con visión social transformadora. Hacemos propia la conclusión de Elva Leonor Cárdena.

No es una casualidad que la CFE se haya mantenido hasta la fecha, como líder en el ramo de un área estratégica en materia de energía, logrando superar obstáculos en el ámbito político, económico y social, buscando siempre el equilibrio entre los medios de producción y las necesidades de la población. (Cárdenas, 2022, p. 23)

En el primer cuarto de siglo, no será la excepción. El Estado es el único ente legitimo para neutralizar los abusos del mercado, democratizar la energía eléctrica y capacidades para la transición energética. Finalmente ¿Cómo demandar eficiencia de la Comisión Federal de Electricidad si gran parte de usuarios no pagan los servicios que recibe, por ejemplo, morosidad de gobiernos municipales, estatales, o incluso grupos de empresas que valiéndose de maniobras al margen de la legalidad obtienen energía eléctrica) o en su caso, más grave, la delincuencia organizada que secuestra los sistemas de suministro8?

Ante tales acontecimientos, el Estado, ineludiblemente, a través de sus instituciones debe fortalecerse y actuar en consecuencia ante las instancias correspondientes y con ello, fortalecer su capacidad de intervención, asegurar y preservar su Razón de Estado.

¿Por qué a favor de la reforma constitucional en materia eléctrica? Sustentar a favor de la reforma constitucional, no significa y menos debe interpretarse como una apología del gobierno actual. Se trata de discernir y aportar elementos a legisladores y a la sociedad en general sobre la importancia de fortalecer instituciones del Estado mexicano, particularmente la Comisión Federal de Electricidad, desprovistas de una carga ideológica.

Concluimos que realizar modificaciones a la estructura del Estado, modificar y afectar el régimen jurídico sin conocimiento científico pone en riesgo al sistema legal, institucional y cuerpo social. Legisladores perdidos en un mundo sin ciencia política guiados tan solo por su inconsciencia, interés partidista o de grupo, tanto a favor como en contra, provoca daños irreversibles a las sociedades. Romper las leyes de la ciencia política ha provocado debilidad institucional, predominio del mercado, desigualdad social e ingobernabilidad. En suma, sin la rectoría del Estado se acentúa el rompimiento de lazos económicos, sociales y políticos. No obstante, habrá personas para las que, todo lo anterior, no signifique nada.

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