martes, abril 23, 2024
Anúnciate aquíGoogle search engine
- Advertisement -spot_imgspot_imgspot_imgspot_img

Filósofos, patriarcas de la falsa consciencia

Mario Raúl Mijares Sánchez

Es de vital importancia hacer énfasis en la preponderancia que tiene para la academia establecer una clara distinción de criterios y enfoques epistemológicos de cara a abordar un problema específico. En el caso que nos atañe, sólo pretender aclarar contrapuestas a la ciencia política y la filosofía, es prudente aclarar que la ciencia política, no está en el escepticismo y recurre siempre a herramientas teóricas para tratar de descubrir la realidad. Por su parte, la filosofía utiliza métodos lógicos creados para cada tema definiendo sus conceptos en función de la línea interpretativa de quién esté armando el argumento.

El Colegio de Veracruz de acuerdo a su Decreto de creación, es una universidad de ciencia política, y desde la actual rectoría, se ha distinguido por abrir sus puertas a la libre circulación de ideas y a toda corriente de pensamiento. Es de suma importancia reconocer que para fortalecer una vida política resulta indispensable fomentar el debate, la contraposición de ideas, el disenso. Sin embargo, bajo ninguna circunstancia podremos convalidar o arropar exposiciones que carezcan del rigor académico, utilicen un lenguaje ofensivo o abonen a un sesgo ideológico personal o subjetivo.

El jueves pasado tuvimos, en el marco de la serie de festividades por el vigésimo aniversario de El Colegio de Veracruz, la oportunidad de escuchar el foro titulado: “Diálogos filosóficos. Razón y sinrazón en los discursos políticos de hoy”. A lo largo de la exposición se tocaron varios temas coyunturales tanto de lo social como de la cosa pública, sobre todo el referente a los usos del lenguaje inclusivo en el debate político del mundo y a lo largo de la historia; sin embargo, algunos razonamientos de los expositores estuvieron desprovistos del citado rigor académico, tan necesario en tiempos de agitación y virulencia sociales.

En El colegio de Veracruz lamentamos la descortesía del nivel argumentativo expuesto por parte de los invitados en el citado foro, pues ante las críticas indagatorias de nuestros estudiantes la respuesta fue ausente y el desdeño por la Ciencia Política evidente, en lugar de fomentar el debate argumentado con fines propositivos para con nuestros estudiantes. Sin duda, la coyuntura política actual demanda urgentemente la discusión en el sentido clásico del término. Llevar un tema tan rico para la reflexión política por un sendero donde primó el subjetivismo y la anécdota, nos parece un despropósito y una falta de respeto para los jóvenes, quienes ávidos de tener contacto con nuevas aristas e interpretaciones de la realidad salieron desencantados.

El público asistente, mayoritariamente estudiantil, realizó un par de cuestionamientos a los ponentes. Empero, la respuesta del panel no respondía, ni con una vaga intención a los escuchas, casi al nivel del circunloquio, del contenido de la misma.

Un estudiante de ciencia política cuestionó la posición de la mesa, señalando las diferencias entre los métodos de análisis de la ciencia política, la sociología y la filosofía. La intervención Dr. Julio Quezada fue muy delicada, e incluso comprometedora, pues aseveró que el mismo Aristóteles consideraba que la ciencia política no era ciencia. Para evitar ser partícipe de más barbaridades tuve que levantarme. Al percatarse, los alumnos me inquirieron con la mirada. Con un ademán les dije que permanecieran tranquilos, pues sabía que cualquier posicionamiento que hicieran los pondría en desventaja, ya por su edad, ya por tener menos lecturas que los invitados e incluso mayor respeto a quienes ostentaban la figura de debatientes.

Sin duda, el nuevo proyecto que El Colegio de Veracruz enarbola radica en rescatar y dar a conocer la importancia que tiene el estudio de la ciencia política para los jóvenes, a quienes les educamos en una vertiente crítica propositiva. La ciencia política, a diferencia de la filosofía, nombra las cosas como es necesario y de acuerdo con realidad, apartándose de todo subjetivismo posible gracias a que se ampara en la teoría política, y no en el reduccionismo simplista.