viernes, marzo 29, 2024
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FALANGES: De la multipolaridad a la diversidad cultural 

Luis Adalberto Maury Cruz 

lmaury_cruz@hotmail.com

Este año marcan la muerte anunciada de la globalización occidental, la guerra en Ucrania es el escenario de la emergencia de la multipolaridad. Es el fin de la hegemonía de la potencia del norte, del dólar, del petrodólar, del SWITF, de la globalización neoliberal. Es la caída de Occidente, el ocaso de 500 años de dominio. 

EEUU, no se puede entender sin los imperios previos, Inglaterra, Francia y España. La hegemonía de Occidente nace con el esplendor del Califato de Córdoba, con la reconquista española, de la expansión de España en ultramar construyendo la América Hispana (con repúblicas de indios y de españoles al interior de virreinatos y capitanías), con la victoria del Emperador Carlos V en Lepanto que puso fin a la expansión de Oriente y del islam en Europa, -hasta Hegel lo reconoce-. La hegemonía de Occidente nace en el siglo XVI.

A la postre las 13 colonias inglesas formaran a EEUU y mediante la invasión, cercenaran más de la mitad del territorio mexicano, es un gobierno marcado por el genocidios y las reservas de sus pueblos originarios desde el dominio inglés. Hoy de acuerdo a datos del ex-embajador Christopher Landau hay 60 millones de mexicanos en EEUU, una verdadera reconquista demográfica en los territorios usurpados. Es un fiel de la balanza en los procesos electorales.

La revolución francesa, la ilustración, las revoluciones liberales, el auge del liberalismo decimonónico y las revoluciones industriales, romperán el viejo régimen naciendo las nuevas codificaciones legales, los  sistemas económicos; desplazando el viejo derecho y mercado español, por otro de cuño francés e inglés, pugnado por un libre mercado, beneficiando a las nuevas potencias. No hay que omitir que el primer imperio global y la primera globalización monetaria fue española. La plata española aceito a la revolución industrial y a la independencia de EEUU.

La primera y la segunda guerra mundial son el telón de fondo para el escenario bipolar el mundo capitalista comandado por los EEUU y el mundo socialista marcado por la URSS, que termina en 1991 con la disolución de la Unión Soviética y la emergencia del régimen globalista neoliberal, el cual es estructurado desde la Casa Blanca, el Pentágono y Wall Street marcando el derrotero de los últimos 30 años, ya The Economis reconoció la muerte de la globalización en 2020. 

En medio milenio de hegemonía occidental se dictó lo correcto, que fueron desde los estándares de España, Francia e Inglaterra evolucionando en peculiaridades que para el siglo XIX, XX y XXI se consolidan en el cristianismo, en democracia liberal, en la economía del libre mercado y el fetiche de las marcas, en la imposición del español, el francés y el inglés, en el individualismo, en la big pharma, en la cultura pop. -Alemania está presente sólo por guerras y avances tecnológicos, aun siendo la primera potencia de la Unión Europea (UE)-.

Desde finales del siglo XX China crece y para la segunda década del XXI se consolidad como la fábrica del mundo, evidencia el fracaso del neoliberalismo ya reconocido por Trump al buscar una reindustrialización y repatriación de fábricas a EEUU.

La caída de Occidente es más que la derrota de EEUU, la UE y de la OTAN en el escenario ucraniano, las sanciones contra Rusia y las contramedidas de Moscú benefician al Oso y deterioran la economía global y de manera más nociva tanto a la UE como a EEUU, que se traduce en inflación incremento de precio en alimentos y energéticos a escala planetaria, es recesión. Es la caída del discurso unipolar de Washington y de su comparsa de la UE.

Hoy el euro está a la paridad con el dólar, no visto desde hace 20 años. Un dólar sobrevalorado mediante tasas de interés impuestas por la Reserva Federal que encarecerá el crédito y contraerá la economía, cuestión que han de pagar los pueblos occidentales. Así, el patrón dólar no desaparece pero pierde su unipolaridad. Lo que soñó Libia e Irak, que les costó la vida a Muamar Gadafi y a Saddam Hussein, hoy es una realidad el petrodólar y el dólar es un referente más, en un concierto de divisas de reservas internacionales en progresión. El sistema financiero y monetario occidental se convulsiona.

Los gobiernos occidentales están en claros descréditos tal es el caso del dimitir del primer ministro de Reino Unido Boris Johnson, la pérdida de popularidad y descredito de presidente de EEUU Biden y de todos los gobiernos de los países que integran la UE, pues sólo dan recomendaciones vacuas tras lo que se avizora vendrá: el recorte del gas ruso en las víspera del invierno, poniendo en luz roja a la sociedad y a la industria europea. Así, la democracia occidental atraviesa sus peor crisis, con administraciones gubernaturas bañadas en escándalos e ineficiencia; luego, Occidente no es referente de política exterior, ni de democracia.

El fracaso de la Cumbre de las Américas donde no asistieron potencias de la región como México, pero envió al canciller Ebrard, con discursos contra el establishment de Washington que fueron el tenor del desaire al inquilino de la Casa Blanca, fue un fracaso de la administración Biden. A esta rebelión se suman los países árabes de no incrementar la producción de petróleo, el recular de Washington ante Venezuela con tal de tener petróleo, nuestra su doble racero del Tío San.

A los BRICS se suma Argentina de tal forma que este bloque económico Brasil, India, Rusia, China y Sudáfrica que representa más del 40% de la población mundial, hoy crece con los gauchos. También Venezuela y Nicaragua afianzan acuerdos militares con el Oso. Así mismo, se potencializa la nueva ruta de la seda para Asia y América Latina, de esta forma se reconfigura la geoeconomía. Así, la brújula de poder ya no marca a Occidente, se mueve a Oriente Rusia, China, sin omitir a India.

Esta multipolaridad permite ver que el modelo de vida occidental y el estilo estadounidense ya no son el referente hegemónico, el fetiche de las marcas occidentales, la mercantilización y abusos de la teoría género, de los derechos humanos, de la democracia liberal, usados para invadir y financiar movimientos opuestos a gobiernos no a fines a la Casa Blanca; la distorsión de necesidades de energías limpias para encubrir los negocios de Wall Street quizá han llegado al cenit, viene el descenso. 

En reiteras ocasiones el presidente ruso Putin ha señalado la decadencia y doble rasero de Occidente y apuesta por un enfoque patrio y autárquico, en Rusia como en las potencias de: China, India, Turquía miran a su pasado, a su tradición y a su cultura; se saben descendientes y herederos de imperios, son enfoque neonacionales. Es decir, con el arribo de Rusia y China, en menor medida India y Turquía, aunado al desplome militar y económico de Occidente se manifiestan otras formas de ver el mundo, el mundo es multipolar, también en la cultura. Estos nuevos jugadores globales no están dispuestos a seguir el estándar de Wall Street, de la Casa Blanca con su testaferro de Bruselas, ni se intimidan ante el Pentágono y el complejo industrial militar occidental.

El mundo asiste a una verdadera multipolaridad desdibujando la unipolaridad de EEUU y de Occidente, a 500 años de la España imperial y a menos de treinta años la hegemonía global estadounidense que se diluye, es tiempo de pensar sin los atavismos occidentales, transitar a una verdadera diversidad cultural, reconociendo lo propio, y excluyendo el fetiche y la vacuidad de una impostura de diversidad culturar que depende los organismos internacionales de Washington, es tiempo de ser nacional con enfoque mundial. En fin, ¿usted qué piensa?…