El neoliberalismo depredador puede sobrevivir al sentido común de las sociedades solo por su inmenso poder corruptor. Cuatro décadas de neoliberalismo en el planeta lo han puesto en la precaria situación en la que se encuentra. Paralizado en su recalentada economía primero por un bicho ubicuo y magnificado por la industria farmacéutica y luego por una guerra económica que se revierte en contra de sus instrumentadores y fortalece al sujeto al que se trata de corregir. Es de locos. Pocas veces el planeta ha sido gobernado por una cáfila de personajes tan incompetentes como la que hoy día forma el llamado bloque occidental. Las medidas contra Rusia se revierten en contra de EUA/UE y de paso fortalecen al rublo, ya de suyo fortalecido por la compra de oro desde hace años y que no tiene depositado en bancos de Inglaterra. Cosa que México sí y razón por la cual el actual gobierno federal ha iniciado acciones para protegerlo repatriándolo, para evitar embargos como han hecho con tantos regímenes no alineados. Las casi cuatro décadas de neoliberalismo en México dejaron a parte importante de su clase política en un nivel de cretinismo mequetrefe francamente inquietante.
Todo el número desplegado antes del debate, la pijamada para evitar dar la cara a los gobernados que los confrontarían al entrar al edificio legislativo. Especialmente a los priístas porque parte importante del desarrollo económico post revolucionario que creó a la inmensa clase media de origen obrero y campesino en este país.
Por elemental pudor intelectual este espacio editorial no citará el despliegue argumentativo de la oposición, especialmente el del PRI. Partido que la expropió por interés nacional en los 60 con Adolfo López Mateos y quien advirtiera contra los malos mexicanos que tratarían de devolverla a manos extranjeras. Los diputados de oposición todos –especialmente los del PRI– que se empecinaron en desplegar en público e insistentemente su condición irredenta de mequetrefes, esto es, de personas entrometidas, alborotadoras y de poco juicio, según los define la Real Academia Española.
