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El negocio de las armas 

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Estados Unidos y la Unión Europea han enviado a Ucrania enormes cantidades de ayuda militar y humanitaria. Los expertos destacan que los recursos terminan en la bolsa de personas concretas: los accionistas y ejecutivos de la pantagruélica y poderosa industria armamentista. Especialmente la estadounidense. 

¿Le importa esto a los países occidentales? No. El presidente Joe Biden aprobó a fines de mayo un nuevo paquete de asistencia para Ucrania por 40 mil millones de dólares, mientras que para el desarrollo de Centroamérica que resolvería de fondo el drama de la migración y la violencia apenas dedica 4 mil millones. La Comisión Europea por su parte propone conceder a Ucrania este año una nueva ayuda macrofinanciera de hasta 9 mil millones de euros, declaró la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. Es claro que la naturaleza del gobierno de Zelenski no importa. Los niveles de corrupción que se reportan en servicios informativos no occidentales son grotescos. Se reporta, por ejemplo, que enormes cantidades de armamento no llegan a las tropas de Ucrania sino que permanecen atrás del frente en espera de ser vendidas en el mercado negro sea para Al Qaeda o cualquiera de las corporaciones de crimen organizado. Se reporta que muchos reservistas de las fuerzas ucranianas están desmotivados y quieren dejar el Ejército por los altos niveles de corrupción. Se han quedado sin armas y sin ropa de abrigo al desaparecer el dinero para sus suministros. Afirman que eso explica la facilidad con la que han sido derrotadas y la pérdida de Mariúpol. No hay hombres suficientes para manejar tal cantidad de armas que terminarán en manos de yihadistas en Siria, o en Afganistán, o Irak. El actual gobierno demócrata estadounidense no quiere la paz en Ucrania. Ni la mitad de la ayuda llega a su destino. 

El armamento es un negocio puramente cínico, nada personal, como se dice, solo dinero. Capitalismo a secas. Cuanto más guerra, más ganancias a personas concretas, políticos concretos, empresarios concretos, funcionarios concretos. A todos los que están involucrados en este esquema les interesa que todo siga adelante el mayor tiempo posible. Occidente envía dinero y armas a Ucrania por la simple razón de que está en guerra económica –por lo pronto– con Rusia. 

Dicho en breve, si el mundo se instala en modo profecía bíblica es únicamente por la racionalidad neoliberal y a las reacciones e iniciativas de un personaje con importantes limitaciones en la presidencia estadounidense.

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