Orizaba, Ver.- La pandemia por covid-19 agudizó la pobreza entre los grupos más vulnerables en la zona de las Altas Montañas, pero además ahondó el desempleo, provocado por el cierre de micro y medianas empresas que no soportaron el embate económico provocado por el confinamiento obligado a causa de la misma enfermedad, refiere Eduardo Cervantes Merino, obispo de la Diócesis de Orizaba; no obstante, señala que la cercanía de la Navidad es siempre una luz para ser creativos y resolver los problemas que se viven.
El prelado apunta que la pobreza es un problema que ha existido desde hace mucho tiempo en México, sin embargo, con la pandemia se agudizó al igual que el desempleo, “sin duda este escenario se agravó por todas secuelas que deja la misma enfermedad, como es el caso de la falta de empleo, la pérdida de seres queridos y lo que implica una crisis de salud a este nivel”.
Estas condiciones se viven en los municipios de la zona, en donde las micro y medianas empresas, no lograron sortear los problemas económicos que se generan a partir del confinamiento obligado por la pandemia, este fenómeno se registró en ciudades grandes, así como en pequeños municipios de la región y del estado, según considera.
Pero ahora, con una disminución en los contagios y con un mayor número de población que se ha vacunado, agrega, se debe volver a la normalidad que se tiene tras la aparición de la enfermedad, pues, dice, hay que adaptarse a las nuevas condiciones con las que se vive, “son fenómenos que se deben enfrentar, pero sobre todo seguir con las medidas sanitarias”.
Con ello, la iglesia católica igual retomó las actividades litúrgicas y las celebraciones en los templos de la Diócesis, “por ello, en los templos continúan realizando celebraciones litúrgicas, pero con todos los cuidados. Los contagios han bajado, pero nosotros no dejamos de lado las medidas preventivas, porque así lo marcan los protocolos, y porque así está bien para todos”.
A partir de la presencia física en los templos religiosos, “hemos abierto otros canales en que participa la comunidad, ciertamente la presencia física por prevención y cuidado ha bajado, pero no hemos descuidado los elementos para el desarrollo espiritual y por ende, humano y cristiano, es lo que estamos haciendo”.
Igual señaló que los tiempos de fin de año llaman al católico a la reflexión y sobre todo a vivir nuevas esperanzas, “nosotros estamos invitados a crecer en la esperanza, creemos en el señor Jesucristo que viene a darle alegría a la vida de la persona humana, los problemas, dificultades, situaciones dolorosas que se van viviendo, ahora con la pandemia, debe darnos luces para ser creativos y resolver desde los valores humanos, esos desafíos. Hoy la población debe mantener unidad, sin polarización, porque esa es la fuerza de los mexicanos”, según precisa.
